27/12/18

¡Solo para adultos!


          Como los buenos lectores muy bien conocen en la página 418 de esa novela que tú y yo sabemos aparece en la nota 32 lo siguiente:

Y entonces nuestro narrador escribe y reflexiona sobre la posición del lector en relación con la ficción que se le narra, y explica la obra artística como selección entre infinitas posibilidades y cuál ha de ser el papel del artista en el proceso de creación, o reflexiona nuevamente, como ya lo había hecho con anterioridad, sobre invención, disposición y elocución, a la búsqueda de la obra de arte.

Pero el narrador es consciente de que no todos los lectores van a estar conformes con su poética de la novela o de la obra artística, que algunos lectores quieren más y quieren todo —y entonces recuerda el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo de Lope de Vega y lo parafrasea.

Y finalmente, si se quiere saber más, o casi todo, se tendrá que acudir al Compleméntum (Manifiesto) y entrar en «Taller. 1.11 Mena, ganga, esquirlas y virutas (Making of)» para buscar el 69 y explorar «La noche que empezó viernes y acabó sábado», donde, de modo elusivo, pero con suficiente precisión y detalle, entrejuntando y entremezclando a Meme con la segunda persona —sujeto de la acción y receptor de la comunicación fusionados y fundidos en una entidad única, placentera y gozosa—, se cuenta y se describe y se narra acerca de la sesión de sexo extática y maravillosa habida en la noche praguense de Na Ořechovce, cada vez en un tono más poético, más metafórico y sinestésico —que incluso llega hasta el carmen granadino de Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, de Soto de Rojas—, a la vez que, con sorprendente y sincera ironía, se recuerda y parafrasea, aunque alterándolo por intensificación, el Arte nuevo del gran Lope, plenamente consciente nuestro autor de haber roto con las reglas de la poética de la novela que previamente había definido y reiterado.
        
        Como a algunos adultos no les bastará con esto y querrán más —si es que no han podido llegar hasta la página 102 de Compleméntum (Manifiesto)—, podrán acceder directamente al texto en cuestión en http://www.sinfoniadepraga.es/images/Complementum/lanochequeempezoviernes.pdf; aunque puede que mejor les fuera si se entretuvieran un rato en http://www.sinfoniadepraga.es/, donde encontrarán mucho y bueno, un corpus organizado y orgánico que complementa la historia y en el que se integran todos aquellos materiales que siendo ella y de ella –la historia y de la historia, o la novela, que viene a ser lo mismo– la explican o permiten mejor o de un modo más completo entenderla, e incluso el credo o manifiesto en el que la novela se sitúa y se sustenta, formando, pues, parte y no parte de ella.

           Cuidaos y disfrutad, que Sinfonía de Praga ya es toda vuestra.

          
          Como muy bien sabéis, en las páginas 326-327 de Sinfonía de Praga está escrito:


Es verdad que toda historia tiene un principio y tiene, muy especialmente, un fin; un principio en el que arranca y se origina —principios en los que se funda y fundamenta—, y un final que la cierra, aunque muy provisionalmente, hasta que la abre el lector o receptor —que es quien realmente cierra el ciclo—, y una finalidad, no tanto desde el punto de vista de la moral o del compromiso, de la ética o de la reflexión y de la responsabilidad personales —que también—, cuanto como obra artística, como obra de arte total y única.


Y entre principio y fin —entre principio y final, entre principios y finalidad— está lo que el autor, dios todopoderoso y eterno a través de su creación, ha considerado que ha de estar —acto de reflexión—, ha querido que esté —acto de voluntad—, ha decidido que tiene que estar —acto de resolución.


Pero es más, mucho más, lo que no está en esta historia; y no está porque no debe estar, ni falta que le hace, a la historia.

Sí, ya sé, lo sé muy bien, que bien me conozco de la novela el decálogo, que, para lograr el éxito, entre sus primeros mandamientos exige comida y sexo, sexo y comida, más sexo y más comida, comer y follar, cuanto más mejor, cuanto más explícito sea mejor, cuanto más y mejor se lo describa, cuanto más se lo manosee y detalle, al sexo, mejor.
          Y en la versión extendida de la novela, esa que no han podido ver los lectores, que solo conocen la versión abreviada, se concluye el último párrafo con una observación parentética un poco maliciosa e irónica:
¿o debiera ser, acaso, sex and shopping, si es que no, más bien, S and F, o sea, S[ex] and F[ucking]?
          E inmediatamente figuran en la versión extendida unos cuantos párrafos que no llegaron a ver la luz en la versión abreviada y pública de Sinfonía de Praga:
Como por propia experiencia todo lector sabe muy bien, por ejemplo, quien narra esta historia come y bebe y orina y defeca todos los días, que no todo alimenta y aprovecha, que no todo alimenta y engorda, ya que, a veces, todo ser humano come y bebe y orina y defeca –aunque ya se han ido, ya están lejanos aquellos dichosos tiempos de nene, caca, culo, pedo, pis–; o que este narrador a veces masca a dos carrillos y eructa, y hasta regüelda, aunque, con la venia de don Quijote y siguiendo los consejos que le dio a su Sancho amigo para el mejor gobierno de la ínsula Barataria, procura no hacerlo en público.
Y el narrador tiene historias libidinosas y de lujuria subida, en el camino y fuera de él –unas veces, en tanto que de rosa y azucena o mientras por competir con tu cabello (oro bruñido al sol que más calienta); collige, virgo, rosas o carpe diem, otras; y, en ocasiones, ilustre y hermosísima María o que se nos va la Pascua, mozas–, que podría contar y no cuenta, ocurridas durante el día y por la noche, aquí y allá, en sotos y serranías, en montes, valles y prados, entre sierras y collados, en bosques y verdes llanos, o en corrientes aguas puras, cristalinas, do pece nada –fonte frida fonte frida, fonte frida y con amor, do todas las avecicas van tomar consolación, unas veces tortolica, aunque otras ruiseñor–, que han sucedido y no han entrado aún en las páginas de esta historia y no se sabe si lo harán.
Que ha habido mucho sexo, entre sábanas y fuera de ellas, o en verdes prados de flores esmaltados, yaziendo a la sombra perdí todos cuidados, y en tanto locus amoenus como a la ocasión se ha prestado:
                     y entrando en el jardín de los amores,
cogí las tiernas flores
con el fruto dichoso
      
Aunque me temo que en otras ocasiones fue más bien cativo... / que está muriendo vivo, / al remo condenado, / en la concha de Venus amarrado. Mucho sexo ha habido que no ha dado todavía señales de vida y se mantiene escondido y oculto –al menos por ahora– para esta historia.
          Y si queréis saber más, en la versión extendida de la novela, entre el segundo y tercer párrafo de la cita anterior, figura lo siguiente:
Y seguro que hay mucho y que hay bueno –aunque también habrá, supongo, algún exceso, alguna rama que hubiera debido ser podada, alguna excrecencia que mejor hubiera sido que no estuviera; y ese supongo se sustenta en la ordinaria naturaleza de las cosas, porque si realmente lo supiera bien seguro es que no estaría ni habría exceso o excrecencia que valga, por más darling que hubiera sido.
          O por darte nuevos textos y nuevas informaciones que valorar, en este rompecabezas coherente y bien estructurado, où tout se tient:
No me motivaba mucho ponerme de cocinero esa noche, ni veía a Meme muy preparada para ese cometido, pero la propuesta que me hacía prometía: comida y sexo, sexo y comida. Recordé de la novela el decálogo, al que ya me he referido en esta historia. La verdad es que no tenía inconveniente alguno en llevarlo a la práctica. ¿Quién lo tendría en una situación semejante? (Pág. 416)
 
Escribía y corregía, depuraba un dato y corregía, completaba una información y volvía a corregir –in writing, you must kill all your darlings– hasta lograr un texto de fácil y gratificante lectura, de sonoridad melodiosa y preñado de significados, y todo él sujeto a las estrictas reglas de la poética o de la retórica de la novela –o a su ruptura y transgresión, en muchos casos, que es lo que procede en estos tiempos. (Pág. 175)
  
…que no siempre hay que contar todo lo que sucede, que no todo cuanto sucede —en la realidad, en la vida— ha de suceder realmente —en la historia, en la novela— ni tiene que ser suceso o sucedido que discurre tal cual ante los ojos del lector, que los lectores son sabios e inteligentes, que saben y conocen por experiencia propia o ajena sin que se les tenga que trasladar todo con detalle, A por B. (Pág. 418)

          Y por casi cerrar el círculo, en la versión extendida de Sinfonía de Praga se dice:
…hay que contar lo que hay que contar, que no todo tiene que ser narrado tal cual para existir y lograr carta de plena naturaleza, que la obra de arte es arte tanto por lo que dice y muestra como, y muy especialmente, por lo que calla, insinúa u oculta, que la obra artística es selección entre infinitas posibilidades y la genialidad del artista está en seleccionar, estructurar y poner marca y personalidad propias a lo que ha de ser y solo a lo que ha de ser, a lo que por su todopoderosa decisión creadora ha de existir, pasando de la nada caótica, multiforme, proteica, magmática, nebulosa y convulsa a convertirse en obra de arte imperecedera y eterna.
Sé que hay y ha de haber, como ya he escrito anteriormente en esta historia, artificio, que ha de haber invención, disposición y elocución, toma de decisiones, cortando por lo sano todo lo mucho que no ha de ser –killing all our darlings–, para permitir que logre ser únicamente lo que tiene que ser, que ese es el arte de la novela y ese es el arte de esta historia, que camina con paso firme y voluntad decidida.





25/12/18

Mucho que recordar, de tanto haber vivido




Mucho que recordar, de tanto haber vivido, con las págs. 98 y 99 de esa novela que tú y yo sabemos in mente:


...recordamos muchas cosas de nuestras tierras de origen, hablamos de nuestros hijos, de las privaciones que sufrimos de niños, de la educación que recibimos y de la que les habíamos dado a nuestros vástagos, de la generación que fuimos o que éramos y de la que representaban nuestros hijos. Le conté algo acerca del libro que había escrito para mi hijo –un libro único, tan especial que está destinado a un único lector– cuando había concluido sus estudios de Derecho. Le expliqué cómo a través de La educación del Príncipe esperaba haber transmitido a mi hijo algo de lo que es, de lo que somos, o cómo le hacía saber que cada vez estaba más convencido de que somos más nature que nurture, de que los genes de nuestros ancestros están en nosotros. O le transmitía que, a su vez, cada uno de nosotros emprendemos una ardua lucha para perpetuarnos y transmitir lo que hemos heredado y lo que somos a nuestra descendencia y a la posteridad. Al mismo tiempo le animaba a volar, volar alto y lejos, a crecer y desarrollarse como un árbol, para lo que necesitaba espacio y luz y soledad, a recorrer su propio camino a Ítaca (Cada vez más alto, / cada vez más fuerte, / cada vez más rubio / y los ojos más azules). Le hablé también de mi hija, sangre de la misma sangre, el mismo venero corre por sus venas, la diosa del universo que ha venido a habitar entre nosotros, a hacerse beldad de marfil y carne, de ébano y oro, de hueso y metales preciosos, esbelta y víbora al mismo tiempo. Pero a la vez que todo ello, y con dolorido sentir, tal como se dice en el libro: La beldad de lo absoluto no admite, no transige el contacto con los mortales, sin ser consciente de que quién más mortal que la rosa, que se marchitará y será ignorada, por ajada, en tiempo breve. Y no quise –la verdad es que tampoco hubo ocasión ni el Coronel era el interlocutor más apropiado para ello– mencionarle Heptagrama (Estructuras), la novela primigenia –oh, tiempo aquel, joven e indocumentado– y, en gran medida, el principio generador de todo lo que luego habría de venir.


22/12/18

Retorno de lo vívido lejano




O tempora, o mores! Tiempos aquellos que bien recuerda y nos haces recordar nuestro amigo y compañero de fatigas Ernesto Escapa en el Diario de León de hoy, 22 de diciembre, bajo el rótulo de «El vicio impune» (https://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/vicio-impune_1301577.html?fbclid=IwAR0zAFvM8dlTVrwuwq2gXmi1SQ4wh_mEovrLAPfuE2dR7LUrOeaG67OOzyE).

Y también, amigo Ernesto, podrías haber mencionado el aprendizaje de la sintaxis, de aquellas frases complejas, enrevesadas que –buenos conocedores del latín– teníamos que analizar en detalle.

Aunque algunos –un poco más jóvenes– fuimos ya más de D. Benjamín que de D. Miguel, ambos dos en nuestros añorados recuerdos.

Y pensándolo bien, amigo Ernesto, ¿no idealizamos aquel pasado de lo vivo lejano, que retorna transmutado e idílico? Porque aquel pasado que retorna vívido no es el que fue, que retorna transmutado, sin el frío gélido que sufríamos, sin sabañones, sin las tensiones de adolescentes ansiosos que una vez fuimos.

O en la última página de El País de hoy nos encontramos con un artículo de Manuel Ansede, «Justicia para el anfitrión de Einstein» (https://elpais.com/elpais/2018/12/20/ciencia/1545333648_983708.html).

Y más, mucho más podría decirse del bueno de Albert Einstein, que en el verano de 1933, cuando decide abandonar una Alemania que comienza a sucumbir a sus demonios, piensa incorporarse como profesor a la Universidad de Madrid, como bien recuerda Lieserl en una novela que tú y yo sabemos (Pág. 215), decisión que, sin embargo, no pudo llevar a cabo.

Lo que no obsta para que tuviera muy claras sus ideas en el conflicto civil que vive España en años posteriores y a primeros de febrero de 1937 Albert hace pública a través de la embajada de España en Washington una carta de apoyo a la República Española contra el levantamiento militar promovido por el general Franco: «Les aseguro que me siento muy unido a las fuerzas republicanas y a la lucha heroica que libran en esta gran crisis de su país.» (Pág. 257).



          O ya que estamos de recuerdos, bueno será recordar que Mileva Marić, la hija de Marija Ruzić y Milos Marić, la joven enamorada de Albert Einstein y madre de Lieserl, nació hace solo tres días, el 19 de diciembre, allá por el año 1875, como saben muy bien los lectores de Sinfonía de Praga.


        


1/12/18

Praga maravillosa, milenaria y mágica




Praga maravillosa, milenaria y mágica, como se dice y se reitera en una novela que tú y yo sabemos. Praga, una vez y otra vez más.

 Praga, siempre Praga; mágica Praga; Praga adorada y adorable; PRG, simplemente.

 O como nos describe Lieserl Einstein en una entrada de su diario de 1931 (Págs. 159-160):



Desde mi ventana me gusta mirar todos los días hacia la impresionante silueta del Castillo de Praga, enhiesta sobre la colina, con más de once siglos de historia a cuestas, que se alza sobre la madre de las urbes checas, la ciudad de las mil torres, la Praga de oro. Y si su silueta impresiona cuando la miro de día, aún resulta más hermosa e imponente cuando se la observa de noche, sobre todo si está bañada por la pálida luz de la luna.

 «Veo una gran ciudad, cuya gloria va a tocar las estrellas» (Město vidím veliké, jehož sláva hvězd se bude dotýkat), profetizó la mítica princesa Libuše para la fundación del Castillo de Praga. «Diríjanse al bosque profundo —ordenó a los hombres de su cortejo. «Allí encontrarán a dos hombres tallando un umbral. En ese lugar construyan la nueva ciudad, que llamarán, según el umbral —práh en checo—, Praha». Así describe la fundación del Castillo la leyenda checa.

O como la misma joven Lieserl le escribe al bueno de Albert en carta de 28 de diciembre de 1933 (Pág. 192):

Praga, hermosa de día, coronada por mil torres —catedral de San Vito, iglesia de Nuestra Señora de Týn, ayuntamiento de la Ciudad Vieja, con su famoso reloj astronómico, Puente de Carlos, Clementinum, Puerta de la Pólvora, iglesia de San Nicolás y una larga serie que se alarga hacia el infinito—, y hermosa de noche, iluminada por mil estrellas, cuando los fantasmas despiertan de su sueño y se levantan para recorrer sus calles adoquinadas y oscuras. Me gusta asomarme, de día y de noche, a la ventana de mi cuarto y contar en voz baja: una, dos, tres, cuatro... y así hasta que me canso de contar a unas y a otras.

O, en el trascurso de la peripecia de la novela (Págs.112-113), según cuenta nuestro narrador:

Salí del local. Hacía frío y la noche y la oscuridad se habían apoderado de Praga. Estaba un poco aturdido. La música, la sexualidad explícita, las palabras tan poco recatadas que se habían dicho y muy especialmente lo que me había insinuado el Coronel me habían dejado incómodo. No quise coger el tranvía 20 para encaminarme hacia casa y me dirigí hacia el Národní divadlo, al otro lado del río Moldava. Pasearía un rato por la otra orilla del río, hacia el Puente de Carlos, dejando que el frescor de la noche y la humedad que se desprendía del agua me calmaran. El Castillo lucía, imponente, en lo alto, más allá del río; la iluminación nocturna, sabia y artísticamente organizada, resaltaba su poderío y magnificencia. Más al fondo, a la izquierda, la hilera de luces del funicular, apuntaba hacia el mirador de Petřín, que se vislumbraba en la altura. Y aquí, al lado, el agua del Moldava susurraba su ronco sonido de años, mientras cientos y cientos de aves —cisnes vulgares, porrones moñudos, unos cuantos cientos de gaviotas reidoras, que no cesaban de revolotear y emitir gritos estridentes y agudos, y otras diversas aves que no pude reconocer bien en la oscuridad— parecían no tener prisa alguna por cerrar los ojos en la noche praguense.

¿Qué había dicho o qué había querido decir el Agregado de Defensa? ¿Qué había insinuado sobre lo que sé o sobre lo que debiera saber? Si yo solo sé que no sé nada, o creo que eso es lo que sé. Pero dijo algo más acerca de que los herederos sí saben quién soy yo. ¿Meme? ¿Meme estará implicada en esta historia, acertijo, adivinanza o vayan ustedes a saber qué?

El frío estaba haciendo esconderse a los últimos turistas que aún deambulaban por el Puente de Carlos. Caminé rápido entre ellos, sin prestar atención a las diversas estatuas religiosas que jalonaban los pretiles del puente. En ese momento me vino a la mente Tom Cruise y los demás personajes de Misión imposible, algunas de cuyas escenas se habían rodado en estos lugares. El mundo de las traiciones, los espías, los dobles o triples juegos, las apariencias que engañan, la sangre que no es sangre y la muerte que no es muerte pero que parece como si lo fuera se agolpaban en mi mente. Me vi dentro de la película, jugando a un juego de buenos y malos, de verdad engañosa —engaño a los ojos, o a la mente, donde el cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul—, juego de mentiras que han de salir a relucir, de realidades y ficciones entremezcladas. ¿O era el mundo de la película el que venía a desarrollarse en mi realidad? ¿Era yo, era Meme, era el Coronel, eran Max Brod y Lieserl y Otto Schödinger los que estábamos interpretando una película cuyo guion desconocíamos y cuya evolución y desenlace ignorábamos? Y si había película, debía haber un guion previo, un storyboard bien estructurado y definido y un director todopoderoso; y alguien había hecho el casting y seleccionado las personas o los personajes, y había un inmenso gentío participando en todo el proceso, tomando cada cual las decisiones que le eran propias para llegar a enlatar o grabar un producto cerrado, artístico, que se mostraría luego a los espectadores. ¿Y qué pintaba yo en todo esto? Con estas y otras ensoñaciones llegué a la plaza de Malostranská, cogí el tranvía y me dirigí hacia casa. Ya estaba bien. Ya habría ocasión de seguir con todo esto, que no quería volverme loco, que no debía dejar que me volvieran loco.

https://www.facebook.com/demetrio.fernandezgonzalez








10/11/18

Migajas en el camino





Sí, ya sabemos que tú eres sabio y leído y escribido, y conoces que Juan Mayorga hizo una tesis doctoral titulada La filosofía de la historia de Walter Benjamin.




Y hasta has profundizado en todas y cada una de sus muchas y extraordinarias obras de teatro.




Sí, ya sabemos que tú sabes mucho, y lo que no lo vas aprendiendo por el camino, que algunas migajas se te van cayendo y dejan huella de lo habido ¿o es de lo que va a venir?


3/11/18

¿El futuro es el pasado?




El futuro es el pasado, escribe hoy en El País Daniel Gascón (https://elpais.com/elpais/2018/11/02/opinion/1541167626_990575.html).

Pero dice más la columna de Daniel Gascón: Si pretendemos revivir el pasado desde nuestro presente como mejor forma de organizar el futuro, al pretender reiterar el pasado se pueden cometer dos errores: el autoengaño o la impotencia melancólica.

 Y como complemento a la columna de Daniel Gascón, se puede acudir a Babelia para que Clara Ramírez-Barat, directora del Programa de Políticas Educativas del Auschwitz Institute for Peace and Reconciliation, reflexione acerca del Diccionario de la memoria colectiva, que se acaba de publicar bajo la dirección de Rocard Vinyes, catedrático de Historia de la Universidad de Barcelona (Gedisa).

 Ahí podemos leer lo que bien dice la socióloga argentina Elizabeth Jelín: “Hablar de memoria significa hablar del presente. La memoria no es hablar del pasado, sino la manera en que los sujetos construyen un sentido del pasado en su enlace con el presente y un futuro deseado”.


          Aunque podríamos ponernos líricos y recordar los versos con lo que T.S. Eliot abre “Burnt Norton” (Cuatro cuartetos), con ecos de las Confesiones de san Agustín (XI), y muy especialmente del Eclesiastés (3:15): “Lo que ahora es, ya lo fue antes; lo que luego será ya lo ha sido”:



Tanto el tiempo del presente como el tiempo del pasado

quizá estén presentes en el tiempo del futuro

y el tiempo del futuro dentro del tiempo del pasado.

Si todo el tiempo es un eterno presente,

todo el tiempo es irredimible.

Lo que pudo haber sido es un abstracto,

una constante posibilidad perpetua

en un mundo especular cerrado.

Lo que pudo haber sido y lo que ha sido

avanzan hacia un solo fin, siempre presente.



Time present and time past

Are both perhaps present in time future,

And time future contained in time past.

If all time is eternally present

All time is unredeemable.

What might have been is an abstraction

Remaining a perpetual possibility

What might habe been is an abstraction

Remaining a perpetual possibility

Only in a world of speculation.

What might have been and what has been

Point to one end, which is always present.


28/10/18

¡Nascetur...!


En el día de hoy, 28 de octubre de 2018, celebramos, gozosos, 100 años de la creación del estado checoslovaco (Den vzniku samostatného československého státu).


 Como muy bien sabemos tú y yo, la historia de Sinfonía de Praga se inició en Praga hace ya más de nueve años, el 8 de septiembre de 2009 —día en que se conmemora la muerte de Francisco de Quevedo—, y se cerró, y no fue por casualidad, como muy bien saben los buenos lectores, el 8 de mayo de 2014, Día de la Victoria (Den vítězství), y aniversario de la muerte de Gustave Flaubert.


Y bien seguro que tampoco fue por casualidad que la novela se acabó de imprimir el 28 de octubre de 2017, hace ahora exactamente un año, tal como se acredita en el colofón de la obra (Pág. 529): ¡Siempre la República checa y la lengua y la cultura checa in mente!

Y Sinfonía de Praga es, entre otras muchas cosas, tú y yo lo sabemos, un homenaje a la música, o puede que una orgía de sexo y hasta de literatura, si bien se lee. Pero es muy especialmente también y sobre todo, un homenaje a las tierras checas, a la mágica ciudad de Praga y a la lengua y la cultura checa, que se cuelan sin disimulo alguno en el texto de la obra.

 ¡Va, pues, hoy, por vosotros, amigas y amigos checos!


 Y hoy es también el día en el que nacieron Erasmo de Rótterdam y Ramón María del Valle-Inclán, o murió Rafael Alberti —¡qué buenos patronos nos hemos buscado, tal como se manifiesta en el colofón que cierra Sinfonía de Praga!— tal como indicábamos en el blog hace ahora exactamente un año.








Así hemos llegado a Sinfonía de Praga, una novela postmoderna, historia de escritura desatada e imitación compuesta. Historia de mistificación, nowwwela o nowebla, que es también una mesa de trucos, tapiz de diversos y bien entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee (como muy bien podrás comprobar si acudes a http://www.sinfoniadepraga.es/).

          Historia de Lieserl Einstein, historia de realidades y ficciones entretejidas, de documentos y manuscritos, en la que Lieserl escribe su Diario desde 1930 a 1945, siempre Lieserl —atracción por los trenes—.

           Historia de Meme, mujer joven, de buen ver —tez morena y tersa curtida por el sol, falda corta, hermosas piernas largas, un collar de perlas cayéndole por entre los pechos—, la espía que se mueve como pez en el agua por aquella Praga que es esta, donde el cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul.

           E historia también del Holocausto, cada vez más asfixiante, en un mundo de ruido y furia. Y de un Kafka casquivano y esquivo, mientras Max Brod y Otto Schödinger recorren la Praga milenaria y mágica.

  



En Sinfonía de Praga encontrarás también, si buscas y bien lees, todo lo que siempre quisiste saber sobre el arte de novelar, y tendrás ocasión de reflexionar sobre la poética de la novela y sobre el arte de hacer novelas en este tiempo (y para ello puedes entretenerte un buen rato en las diversas entradas que hemos puesto en http://sinfoniadepraga.blogspot.com).


27/10/18

Chimamanda Ngozi Adichie, artista y ciudadana



Ha dicho Chimamanda Ngozi Adichie en la Feria del Libro de Fráncfort, tal como puede leerse hoy en “Babelia” (https://elpais.com/cultura/2018/10/26/babelia/1540567059_956054.html):

«Mi responsabilidad como artista es mi arte. Mi responsabilidad como ciudadana es la verdad y la justicia».





¿Y si integramos en un todo a la artista y a la ciudadana, al artista y al ciudadano?

 Esa es la obra de arte que queremos, esa es la obra de arte que buscamos.


19/10/18

…y se los entierra como a perros



Y sin miedo, seguimos adelante por estos pagos.



  
Por ejemplo, por la carta de Hannah Arendt a Gershom Scholem, escrita desde Montauban (21/10/1940), correo postal desde la Francia ocupada a la Palestina que ansía ser libre en tiempos extremadamente difíciles:

Walter Benjamin se ha quitado la vida el 26 de septiembre en la frontera española, en Port Bou. Tenía un visado americano, pero desde el 23 los españoles tan solo dejaban pasar a portadores de pasaportes «naciones» [Benjamin era apátrida desde 1933 al haberle quitado la Gestapo la nacionalidad alemana, como les sucedió a tantos judíos alemanes]. — No sé si estas líneas le llegarán. Vi a Walter varias veces en las última semanas y meses, por última vez en Marsella. — La noticia nos llegó, al igual que a su hermana, con un retraso de casi cuatro semanas.

Los judíos mueren en Europa y se los entierra como a perros.

  

  
Así se escribe la historia; o la novela, si tenemos ocasión y tiempo suficiente para ello, que voluntad no nos falta.


21/9/18

¿Quién manda aquí?



El pasado 15 de agosto, día festivo, vacacional y arrellanado, después de leer el periódico y tras una rápida ojeada a FB, escribí en el muro lo siguiente:

Mi buen amigo Carlos Caballero enfrenta a cuatro gracias a las tres gracias de Rubens hoy en FB.

Y en el ejemplar de “El País” de hoy, Ángela Molina reflexiona sobre cómo recorrer el museo del Prado en sesenta minutos y contrapone tres gracias a las tres gracias de Rubens.

Si queréis podéis contraponer ambas fotografías y decidir y opinar y contrastar.

Lo que yo me pregunto es qué estará pensando la joven gracia (fotografía de Álvaro García), tan ensimismada y tan ajena.

 


Mi buena amiga María Alejandra Fuenzalida no pudo resistirse acerca de lo que se decía o se insinuaba en mi mensaje y contestó enseguida:

Esas son unas niñas chicas!

 También mi buena amiga Conchi Moure Gonzalez quiso manifestar su opinión y respondió:

Mil gracias por compartir la fotografía.

Adoro la pintura, quizá por mi incapacidad para pintar. He pasado buenos ratos absorta, ensimismada mirando fijamente un cuadro sin dar crédito a lo que mis ojos veían.

Mi mirada solo puede descubrir belleza en esta foto, quiero pensar que la joven con el vestido naranja está mirando un cuadro que llama más su atención que el que refleja el cuerpo femenino, por ella harto conocido.

Maravillosa foto!!!!

Gracias de nuevo!!!!!!

 Recatado que es uno, yo no había querido hacer pública la fotografía de mi buen amigo Carlos Caballero, que mencionaba en mi mensaje. Pero él, más osado, vino a nuestro encuentro y decidió publicar el siguiente mensaje en mi muro, con la imagen de marras incluida:

Lo siento, amigo Demetrio, pero hasta la chica de la foto, que está de frente, se aburre!

Mi foto me parece mucho más sugerente y las chicas se lo están pasando...

Me quedo con la mía, lo siento!


 


Así las cosas, me pareció conveniente dar respuesta al comentario de María Alejandra Fuenzalida:

¿Unas niñas, querida María Alejandra Fuenzalida? ¿Unas chicas? ¿O unas ninfas?

Podemos preguntarnos cuál sería la intención de Álvaro García cuando hizo la fotografía o la de Ángela Molina cuando la seleccionó para documentar su artículo en el periódico.

Porque me temo que la fotografía que ha publicado Carlos Caballero sí que es suficientemente explícita y que no necesita de muchas aclaraciones.

 Y María Alejandra cerró la conversación con este mensaje:

Como tu digas

Disculpa haber dado mi opinión

Buenas tardes

Preocupado por el tono de la respuesta de María Alejandra, no pude por menos de escribirle en público:

Querida María Alejandra Fuenzalida, sé bienvenida a este muro abierto, sin disculpa alguna. Soy yo quien te da las gracias por emitir tu opinión sincera y personal.

La obra de arte, los textos no solo obedecen a las razones de quien los crea e inicia la comunicación sino que lo verdaderamente importante es la razón que les da cada uno de los receptores del proceso de comunicación, de observación o de lectura.


Y el ilustre don Pedro Crespo Refoyo, que no se pierde una ni se le escapa ocasión para ello, escribió inquiriéndome:

No pierde usted ocasión para predicar la teoría de la RECEPCIÓN. (Disculpe la incierta cacofonía).

Y no satisfecho, mi buen amigo don Pedro metió su cuarto a espadas con nueva intervención en el muro:

Dos opciones encuentro yo a tu curiosa pregunta:

a) escucha lo que leen en el cartelito de información sus amigas, por turnos. (Repara que miran el cartelito y no la obra).

b) piensa que el arte es un rollo, que no lo soporta, que es una pérdida de tiempo y dinero acudir a las pinacotecas bla blablabla bla bla…



19/9/18

¿Quién dijo miedo?




Después de Sinfonía de Praga, esa novela postmoderna, historia de escritura desatada e imitación compuesta.

Después de esa historia de mistificación, esa nowwwela o nowebla (Para dar cuenta de ello, véase www.sinfoniadepraga.es y el blog http://sinfoniadepraga.blogspot.com/).

Después de esa mesa de trucos, tapiz de diversos y bien entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee.

Después del arte nuevo de hacer novelas en este tiempo (Compleméntum (Manifiesto)).

Después de todo eso, hay otros mundos, y están en este.

Iniciando, pues, nuevo proyecto (Working in Progress), saliendo de la biblioteca “Rafael Alberti” de Madrid con las manos llenas y la mente ansiosa, trabajando el pasado desde el presente para el futuro.


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