29/12/22

Papeles de Benjamin

 

           

          El próximo año se van a dar a conocer, por fin, los papeles que Walter Benjamin llevaba en su cartera negra de cuero, muy gastada por el uso. Sí, el valiosísimo manuscrito que Benjamin llevaba consigo aquel infausto jueves, 26 de septiembre de 1940, cuando la muerte vino a encontrarse con él en Portbou. Sí, ese manuscrito autógrafo que Benjamin consideraba más importante que su vida, que tanto se ha buscado desde entonces y del que nunca, hasta Papeles de Benjamin, se había había sabido nada.

          



          Después de más de cinco años de intenso trabajo
–mañana, tarde y noche, vacaciones incluidas, y hasta fiestas de guardar–, Papeles de Benjamin, esa novela ensayística va a ver por fin la luz y entrar en contacto con los lectores. Una novela que se asienta sobre los hombros de los muchos gigantes que nos han precedido –si hace falta toda una tribu o un pueblo entero para hacer crecer a un niño, son incontables los hombros que han sido necesarios para escribir este libro, como se podrá comprobar–.


 

20/11/22

¡Ay, la Inspección de Educación!

 

 

Por unos días, hemos estado en Valencia, caminado hacia la mejora global, en el XVI Congreso Estatal de la Asociación de Inspectores de Educación (ADIDE), reflexionado sobre «Una supervisión eficaz, una inspección competencial».

Allí hemos defendido que «Todos tienen derecho a la educación», uno de los derechos fundamentales reconocidos en nuestra Constitución. Y hemos reflexionado acerca del nuevo sistema de acceso que queremos para los Inspectores de Educación, sobre los principios en los que se ha de sustentar la actuación inspectora, sobre deontología profesional, sobre el empleo de nuevos medios para los nuevos tiempos, sobre cómo evaluar a los Inspectores y a la Inspección de Educación o sobre las expectativas que tenemos para el futuro.

Aprendiendo de los demás, compartiendo y departiendo con Inspectores e Inspectoras de toda España, en un XVI Congreso satisfactorio y muy gratificante.

Y hasta nos acompañaron la Ministra, el Secretario de Estado, la DG y otras muchas autoridades. Y sí, daba un poco de respeto escénico hablar ante tanta autoridad y más 350 Inspectores.

Pero como la vida del Inspector deja un hueco para otros mundos, hasta tuvimos ocasión de recordar cómo ese día, 18 de noviembre, en la ciudad de la luz, hace cien años, estaba muriendo Marcel, el que escribió eso de «Longtemps, je me suis couché de bonne heure…» (Durante mucho tiempo, me acosté temprano…). Y a partir de ahí, más de tres mil páginas de narración esplendorosa, en busca del tiempo perdido. Por reiterar un verso del gran Lope de Vega: «quien lo probó, lo sabe».









 

23/8/22

Así da gusto...

 

 

 

…ser villahibierense, leonés y amigo de sus amigos:

Eduardo Aguirre: “Tres más uno”, en Diario de León: 23-08-2022 [https://www.diariodeleon.es/opinion/eduardo-aguirre/tres-mas-uno/202208230822102251135.html].

  


Con Amancio González y Eduardo Aguirre junto a La Negrilla.

2/7/22

Taller del artista (02/07/2022)

 

Somos lo que somos o lo que queremos ser, encerrados en el taller del artista, buscando que Papeles de Benjamin, intentando que la novela logre su pleno ser.



        

Lo que era el pasado 16 de junio, tal como lo conocéis, ya no es, o es de otra mejor manera, para lograr ser esa composición mixta où tout se tient y que la obra de arte sea lo que tiene que ser.

Y para dar fe de ello, algunas imágenes y un fragmento de lo que hoy es, de lo que Benjamin escribió el 20 de septiembre de 1940, a solo seis días de encontrarse con la muerte, que, como todos sabéis, le estaba esperando en Portbou:

 



6

 

Casi todo escrito está

 

20 de septiembre de 1940. Encuentro en Marsella.

Te has reencontrado con Hannah Arendt, que ha venido a Marsella, junto con su marido y su madre, buscando lo que casi todos buscamos, salir hacia Estados Unidos. Muy grato este reencuentro con ella, como lo fue el de Lourdes, después de su reclusión en el campo de Gurs. Te ha contado algo, que no mucho, sobre su recorrido, sola y de noche, desde Toulouse a Montauban, y de lo que allí pasó, así como de su feliz reencuentro con su marido y con su madre. ¡Tiempos estos, que, a veces, nos permiten gratas sorpresas!

Una vez más, cuando os habéis reencontrado, has hecho lo de siempre y le has entregado a Hannah un ejemplar de las Tesis y dos artículos para que se los dé a Adorno cuando llegue a Nueva York. Por si acaso…

Pero no le has contado nada acerca del documento que estás escribiendo, de esta novela que, poco a poco, va logrando existir y culminando su ser –tan reservado como siempre, y más en estos tiempos que te toca vivir–. Estos papeles, es verdad que fragmentarios, que estás escribiendo y van dando fe de vida de lo vivido, de la novela –representación de la vida– que todo ser humano lleva consigo, y que acogen también múltiples referencias de tu obra, de tus tesis y de los pasajes, muy especialmente. Novela como legado de tu vida y de tu obra, como ofrenda de lo que has sido y has escrito, como tu legado para el futuro, tu peculiar testamento para las generaciones que vendrán y necesitarán referentes en los que sustentarse después de este tiempo de muerte y destrucción, después de este tiempo de ruinas.

Arendt te anima a marcharte cuanto antes, y más teniendo en cuenta que los visados de tránsito por España y por Portugal que te han dado tienen validez limitada en el tiempo, lo mismo que el visado para Estados Unidos.

Voluntad de suicidio nuevamente, una vez más.

La suerte está echada. Y como bien te ha reiterado Hannah, no tienes tiempo que perder, que los salvoconductos y los visados caducan rápidamente y todo lo que puede empeorar, siempre empeora.

 



16/6/22

¿Está Marilyn leyendo hoy...?

 

 

Después de días y días, después de tantos años en el taller (donde aún sigue y seguirá durante algún tiempo), después de muchas vueltas y revueltas, hoy he presentado a los lectores elegidos lo que en este momento se llama Papeles de Benjamin (otros nombres ha tenido la cosa y aún no se sabe si ha logrado el que le corresponde y se merece).

Está razonablemente cerrada la perspectiva de narración de la obra, que tiempo ha costado lograrlo; está coherentemente estructurado el conjunto y los elementos que lo integran (où tout se tient, como tantas veces hemos defendido); está bien definido el estilo de la novela (como “novela” se la define y presenta); y no hay anagnórisis final sorprendente, que, en este caso, eso no era posible.

 

Manuscrito de Walter Benjamin en el cuaderno de piel negra

 

La obra está estructurada en dos partes, plenamente diferenciadas:

1.      La novela propiamente dicha (194 páginas, donde he tentado a los dioses y hasta los he suplantado), que presenta el manuscrito del legado de Walter Benjamin. ¡Tamaño atrevimiento: Abducir al mismo Walter Benjamin!

Los lectores bien recordarán una frase que Benjamin reiteraba a quien quisiera oírle al final de su vida, Lisa Fittko incluida, cuando no se apartaba nunca de su cartera negra de cuero, muy gastada por el uso, que siempre llevaba consigo: «Debe usted entender que esta cartera y lo que contiene es lo más importante para mí. No puedo arriesgarme a extraviarla. Es necesario que este manuscrito se salve. Es muy importante. Mucho más que yo».

2.      El extenso epígrafe titulado «Notas y comentarios»: 93 páginas, con una treintena de imágenes, que acoge 296 notas finales e integra también una veintena de notas a pie de página [la nota 296, la nota final, la más importante de todas ellas, se extiende durante veintiocho páginas y acoge una decena de imágenes y muchas informaciones que hasta ahora no habían sido bien determinadas].

 

Manuscrito de Walter Benjamin

 

Es verdad que la obra sigue en el taller y que mañana será distinta de lo que hoy es, pero hay algunas dudas que me asaltan y que no tengo del todo bien resueltas todavía:

1.      La obra consta de siete capítulos. Se inicia el 15 de julio de 1940, en Lourdes, el día que Walter Benjamin cumple 48 años, tras haber huido de París el día anterior a la llegada del ejército alemán a la capital francesa, y concluye, como no podía ser de otro modo, poco más de dos meses después, el 25 de septiembre de 1940, en Portbou, donde el lector podrá asistir al suicidio y muerte de Benjamin.

¿Y si en lugar de narrarla de ese modo, siguiendo la línea cronológica, hiciéramos aparecer en la obra en primer lugar el último capítulo, el séptimo («¿Quién eres tú, Walter ¿Qué eres tú, Benjamin?»), y se contara la obra desde el final, retomando a partir de ese capítulo final el orden cronológico de la historia?

[«Una historia se ordena siempre desde el final; es el final lo que da sentido al conjunto. ¿Dónde está ese final? ¿Dónde ese fin que es el principio de todo? En tu fin está tu principio, replicando al poeta», aparece escrito en la página 14].

¿O es más acertado dejar que el lector, aunque tenga in mente el final de la vida de Benjamin, vaya llegando a ese momento a pasos contados y observando cómo poco a poco se va acercando ese final que ya todos sabemos antes de comenzar a leer la obra?

 

 Fotografía de Walter Benjamin, grapada en la inscripción nº 25

del Libro de defunciones del Registro civil del Ayuntamiento de Portbou

(Tomo 26, correspondiente a 1940)

 

2.      La obra ha de ser coherente, autónoma, autosuficiente y ha de aspirar a ser una obra de arte total. Desde esa perspectiva, creo que no le falta nada, pero podrían sobrarle algunas cosas que os agradeceré me ayudéis a señalar. ¿Qué ramas del árbol, que hojas del mismo afean el conjunto y sería mejor cortar y suprimir? Como casi siempre uno está escribiendo lo mismo, y creando el mismo libro, os recojo un par de citas de la obra:

«Bien sabes que hay y tiene que haber artificio, que hay invención, disposición y elocución, que hay toma de decisiones –y decidir es cortar por lo sano todo lo mucho que no ha de estar para permitir que logre ser únicamente lo que tiene que ser–» (Pág. 43).

«Sabes bien, como ya has escrito anteriormente en esta historia, que hay y ha de haber artificio, que ha de haber invención, disposición y elocución, toma de decisiones, cortando por lo sano todo lo mucho que no ha de ser –killing all our darlings–, para permitir que logre ser únicamente lo que tiene que ser, que ese es el arte de la novela y ese es el arte de esta historia, que camina con paso firme y voluntad decidida» (Pág. 150).

 

 James Joyce

 

         En vuestras manos y a vuestro criterio dejo lo que hoy es Papeles de Benjamin, cerrado muy provisionalmente este día glorioso en la historia de la literatura, un 16 de junio (Bloomsday). ¡Mira que si, finalmente, la obra se cierra y se publica este año, cien años después de 1922, el annus mirabilis para la historia literaria (Véase la Pág. 144)!

Siento que, hoy por hoy, no vais a tener ocasión de leer un libro bien maquetado, editado e impreso (que es lo que os gustaría y merecéis), pero es el pago por poder entrar en el taller del artista. Y si algo observáis (una coma que falta o está mal puesta, un punto y coma inadecuado, una reiteración indebida, un elemento impertinente, etc., etc.), os agradezco me lo indiquéis. Así la obra será mejor antes de que vea, finalmente, la luz.

Ah, y todo ello sin compromiso alguno. Si después de ojear y hasta hojear la obra y cuando lleguéis a la página 49 (es esa la página que miran los editores y si no les va, ya tienen decidida su valoración de la obra toda) no os encontráis satisfechos o cómodos, podéis mandar la obra a paseo, y a este autor junto con ella, sin recelo ni remordimiento alguno.

 


Marilyn Monroe leyendo Ulises, o puede que Papeles de Benjamin


27/2/22

¡NO A LA GUERRA!

 

 

«…la guerra es hacer lo posible para que pedazos de hierro entren en la carne viva» del enemigo, escribió André Malraux en La esperanza, su obra sobre la Guerra Civil española.

Y después de reproducir la cita anterior, Walter Benjamin dejó escrito en el manuscrito que llevaba en su pesada cartera negra cuando atravesó los Pirineos para venir a morir a Portbou aquel infausto día de 26 de septiembre de 1940:

«¿Quién es el enemigo? ¿El enemigo es el otro? No, tú y yo. En la guerra todos somos el enemigo».

 



ARCOmadrid 2022

 

 

En este mundo desatado y confuso –tiempos de banalidad del bienestar, tiempos de mediocridad plomiza y hasta de vacua trivialidad–, qué difícil se hace mantener el tipo ante tanta obra artística que se nos presenta en ARCOmadrid.

En estos tiempos líquidos, que bien describió Zygmunt Bauman, casi nada es lo que parece –que se lo pregunten a Pablo o a Isabel, a ver qué os responden–.

En este Madrid postmoderno de ARCO me he dejado impresionar por cada propuesta vanguardista e innovadora –teatro, el mundo es puro teatro... y fuegos artificiales–, así como por decenas de Talks, Performances, Events, Exhibitions, Presentations, Spectacles, Conferences, Happenings, Ceremonies, Film screenings, Installations, Projects, Workshops, Showrooms, Parties... Teatro, Madrid es puro teatro... y fuegos artificiales.

Aunque el bueno de Alfonso Doncel ha venido a acompañarnos y nos ha hecho más grata la tarde (NH Collection Madrid Eurobuilding).












 



1/1/22

Emocionarse hasta llorar...

 

 

…desde la cuarta fila de butacas de la «sala dorada» del Musikverein de la excelsa Viena para abrir el año nuevo de la mejor manera que puede abrirse y trasladar a todos vosotros mis mejores deseos para este año 2022.

Y entonces, cuando ya se va acercando el final del glamuroso concierto, llega la hora de El Danubio azul (An der schönen blauen Donau) de Johann Strauss. Ese extraordinario vals, «con sus claras ondas discurriendo –como bien describe la Canción III de Garcilaso–», por parafrasear una novela que tú y yo sabemos (Pág. 177).

El vals, este año interpretado a tempo lento, lentísimo, marcando cuidadosamente la dinámica de la composición, bajo la dirección del maestro Daniel Barenboim.



Ese delicioso vals que tantas veces hemos bailado, no siempre satisfactoriamente, como bien saben nuestros lectores (https://sinfoniadepraga.blogspot.com/2018/01/baile-del-vals.html), si acuden a la página 175 y siguientes de esa novela que bien saben.

Sí, es entonces cuando uno se emociona hasta llorar. Es entonces cuando uno, que está habitado por sus pensamientos, y casi ensimismado un único juguete, se emociona y llora. Y entonces deja a un lado la literatura y se deja arrobar por la música. Deja a un lado a Benjamin y lo que este escribió el 23 de septiembre de 1940, a solo tres días de su infausta muerte en Portbou:

 

«No; tú no eres malo, te dices a ti mismo y les dices a quienes quieran oírte en estos tiempos de tribulación, que son tiempos de ruido y furia desatada en esta Europa convulsa, que se desangra día a día y una y otra vez repite sus errores del pasado.

No; tú no eres malo, como tampoco lo son los miles y miles de seres humanos que, como ratas enjauladas, estáis intentando huir de la furia nazi desatada en Alemania y en esta Europa humillada, que está cayendo de manera ineluctable en manos de Hitler y de sus secuaces, antes de que la destrucción y la muerte se apodere definitivamente de todos vosotros.

No; tú no eres malo, a pesar de que estás desesperadamente buscando con todas tus fuerzas escapar de esta ratonera, ansiando la libertad y la vida que ni esta Francia ya te puede garantizar.

Es verdad que durante toda tu vida has estado dando tumbos de aquí para allá sin decidirte de manera firme a cosa alguna y sin apenas lograr nada, eligiendo siempre la peor opción entre todas las posibles. ¿Estarás ahora y aquí haciendo lo mismo? ¿Estás ahora y aquí luchando desesperadamente por la libertad y la vida o acaso te estás dirigiendo de manera ineluctable hacia la destrucción y la muerte?

Mientras tanto, escribes, que eso sí que sabes bien hacerlo. Escribes sobre lo que eres, sobre lo que sientes; sobre lo que has sido o aspirabas a ser; sobre el futuro que ansías tan pronto salgas en unos días de esta Francia sometida.

No; tú no eres malo, como no lo son tantos miles y miles de personas que vais camino de la muerte en esta Europa baldía, en esta tierra ocupada si no encontráis un poco de luz al otro lado del túnel.

¿Qué eres tú, pues? ¿Quién eres tú?».

 

Así escrito está en ese manuscrito que Walter Benjamin valoraba más que su vida, como le dijo a Lisa Fittko cuando le guiaba para pasar de manera irregular desde Francia a España a través de los Pirineos, buscando la salvación y la vida y huyendo de la furia desatada por los nazis: «Debe usted entender que esta cartera y lo que contiene es lo más importante para mí. No puedo arriesgarme a extraviarla. Es necesario que este manuscrito se salve. Es muy importante. Mucho más que yo».




El famosísimo manuscrito que pronto habrá de ver la luz y que Benjamin llevaba en la pesada cartera negra de viaje que portaba bajo el brazo y de la que no se quería desprender. Ese manuscrito y esa cartera que todo el mundo busca y nadie, hasta ahora, ha encontrado.

Y entonces la Marcha Radeztky, este año sí, con el acompañamiento de las palmas de un público enfervorecido y entregado, exige tu participación activa y abandonas el ensimismamiento en el que te habías adentrado. Aunque, como bien recuerdas, escrito está en Sinfonía de Praga (Pág. 459 y en otros varios lugares de la obra):

 

«autoría. Todos los autores mienten, escribió nuestro autor.

Si el desmentido no desmiente...».




 

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