22/5/19

Así da gusto escribir




Mil gracias a Manuel Cuenya, por esa deliciosa entrevista para “La Fragua Literaria leonesa” en Ileón.

¡Ha quedado magnífica! Eso me trasladan todos los que ya la han leído. Así da gusto ser escritor y ser leonés, de esa tierra donde tenemos escritores para dar, tomar y dejar, como se recoge en la misma.

Bien sabéis, tal como hemos defendido en la entrevista, que el novelista ha de ofrecer al lector un relato bien estructurado où tout se tient, peripecia motivadora, voluntad de estilo que cautive y una anagnórisis final que sorprenda y arrobe.

Ahora bien, aunque es justo y necesario que el creador de una obra de arte ofrezca eso –y así está concebida Sinfonía de Praga, ha de ofrecer mucho más: Ha de ofrecer una cosmovisión poderosa que cree un nuevo mundo y que cree un nuevo lector y permita a este ser más, ser otro y distinto al que era en el momento en que inició la lectura de la obra.




19/5/19

Fracasa mejor (Fail better)



«Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Inténtalo otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor» (Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better).

Así se expresó Samuel Beckett en Rumbo a peor, una obra publicada en 1983, seis años antes de su muerte y 14 después de haber ganado el premio Nobel de Literatura. ¡Así, cualquiera!

O por decirlo de otra manera y desde otra perspectiva: «Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos» («It was the best of times, it was the worst of times»).

Ese es el inicio de Historia de dos ciudades de Charles Dickens, que nos recordaba hace unos días una película recién estrenada.


Aunque también podemos acudir a la fuga de la escena segunda del acto III que concluye a coro el Falstaff de Verdi: «Tutto nel mondo è burla». Y podemos mejor concluir, Inshalá (In šāʾ Allāh), con los versos finales que dicen: «Ma ride ben chi ride / la risata final».

 

Y mientras tanto, como se indica en la página 371 de esa novela que tú y yo sabemos:

«Así es; así será, si así les parece, que esta historia está dando ya mucho de sí, y más que habrá, que la vida es corta, el tiempo apremia y cuando tengamos puesto ya el pie en el estribo y con las ansias de la muerte, como Él escribió, yo solo quiero, aunque de manera anónima, dejar fama y fortuna de lo que ha sido, de poco más que una quincena de años en una Europa convulsa, que se desangra y una y otra vez repite sus errores del pasado, una historia que camina, o cabalga más bien, a caballo de dos mujeres en aquella Praga que es esta, donde Lieserl y Meme parecen convivir tan a su gusto, mientras yo asumo, anónimo, un papel subordinado, que es, sin embargo, el del dios todopoderoso y eterno –fama y fortuna– que a trancas y barrancas va haciendo avanzar su creación y su obra».

 

4/5/19

La Negrilla de Villahibiera





La Negrilla de Villahibiera, que ha inspirado la escultura de Amancio González Andrés. A ese olmo viejo, que no ha hendido el rayo ni el hacha y al que ni las lluvias de abril ni el sol de mayo hacen ya reverdecer.

A ese olmo o negrillo, que para todos los villahibierenses es la Negrilla y seguirá siendo siempre la Negrilla. A esa Negrilla que junto a Alberto R. Torices, Antonio Toribios, Eloísa Otero, Eduardo Aguirre, Miguel Paz Cabanas, Nacho Abad, Nuria Antón, Sara Otero y Tomás Sánchez Santiago hemos homenajeado con unas palabras, para acompañar a la Negrilla leonesa de Amancio González Andrés. A esa Negrilla que sigue viviendo en mí y en todos los villahibierenses.







3/5/19

La Negrilla



Exposición fotográfica sobre “La Negrilla” de Amancio González en el Museo Gaudí – Casa Botines de León.




Ha sido un placer colaborar con el proyecto, al que aportamos el siguiente texto, que rememora la vieja Negrilla de Villahibiera:


«Imponente, explícita, maciza, pero acogedora, “La Negrilla” de Amancio González Andrés; una mano en la tierra, otra en el cielo y un regazo hospitalario. Icono y símbolo de la ciudad, de ti y de mí, de todos nosotros. ¿Triste? Entra, adéntrate en ella y verás cómo cambia su rostro.

Homenaje de lo que fue, de lo que fuimos, memoria del tiempo recobrado de aquella Negrilla de Villahibiera, donde hombres y mujeres enhiestos, curtidos por el sol, elevaban sus ojos y sus mentes hacia lo alto en una tierra inmisericorde que se vaciaba día a día.

Recuerdos de unos chavales traviesos y desarrapados, mocosos de pantalón corto, que nos rescolgábamos por sus ramas fuertes y añosas o nos adentrábamos en el interior de su tronco hueco y rugoso y allí hacíamos de las nuestras. ¿Cuántos brazos hacían faltan para rodear la mítica Negrilla? ¿Diez? ¿Doce?

Así era ella; así la vivimos; así la recuerdo, con añoranza y afecto; así sigue viviendo en mí y en la de todos aquellos villahibierenses que la conocimos y con ella compartimos alegrías y penas, sueños y deseos y hasta algunas maldades y travesuras.

Así es ella, “La Negrilla” de Amancio González Andrés, “La Negrilla” de todos los leoneses».


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