¿Te apetece que nos veamos el viernes o el sábado
en El Retiro madrileño? ¿O acaso prefieres el próximo lunes en París?
El
viernes o el sábado, si te apetece, podemos vernos en la Feria del libro de
Madrid (Caseta 344, del grupo editorial Sial Pigmalón): a partir de las 19h el
30 de mayo; a partir de las 13h el día 31 de mayo (Véase Invitación
adjunta).
«Teatro, el mundo es puro
teatro… ...y fuegos artificiales», aparece escrito en la Pág. 396 de «Los papeles de Walter Benjamin».
Aunque
si lo que quieres es que nos veamos en París, el lunes 2 de junio a las 18h
vamos a presentar «Los papeles de Walter Benjamin» en el Colegio
de España (Véase https://www.colesp.org/events/presentacion-de-libro-47/).
El
Colegio de España, ubicado en la Cité Internationale Universitaire de París, es
un organismo dependiente del Gobierno español que acoge a profesores,
investigadores, estudiantes universitarios y artistas, que cursan sus estudios,
elaboran sus tesis doctorales, llevan a cabo sus trabajos de investigación o
ejercen sus actividades artísticas en alguno de los centros superiores de París
o la región de Île-de-France. Además de esta labor de alojamiento, el Colegio
desarrolla una intensa labor de difusión de la cultura y las artes españolas, a
través de conferencias, coloquios, seminarios, proyecciones de películas,
recitales y conciertos, así como numerosas exposiciones dedicadas a las artes
plásticas (Imágenes 2 y 3: Colegio de España).
En
Madrid o en París, en el Parque de El Retiro o en la Cité Internationale
Universitaire, pues, podremos reflexionar sobre «PdB», ese libro que, como bien sabes, contiene multitudes
(parafraseando el verso del poema “Canto a mí mismo”
de «Hojas de hierba» de Walt Whitman, el mismo verso que inspiró a Bob
Dylan su canción “I contain multitudes” de 2020), esa novela que se asienta
sobre los hombros de los muchos gigantes que nos han precedido.
Como bien sabes, «PdB» necesita del lector para ser ella y lograr ser todo lo que tiene que
ser. Y es también escritura desatada e imitación compuesta, mesa de trucos,
tapiz de diversos y bien entrelazados hilos –tela de varios y hermosos lazos
tejida–, composición coral, al fin, si bien se lee.
Unos y
otros habéis podido seguir de cerca «PdB», la
segunda entrega de la trilogía «Constelaciones
de Europa», que continúa lo que ya inició «Sinfonía de
Praga» hace siete años, y que concluirá con «La alegría de vivir»
en el futuro.
Si, como
bien se sabe, hace falta toda una tribu o un pueblo entero para hacer crecer a
un niño, tras más de siete años de trabajo abducido por el bueno de Walter
Benjamin –que se ha ido convirtiendo en paradigma de la modernidad y en icono
de nuestro tiempo–, han sido incontables los hombros que han sido necesarios
para escribir «PdB», como bien han constatado ya lectores.
«PdB», como bien saben los que se han acercado a la novela, es un proyecto literario que ofrece al lector un relato bien estructurado –où tout se tient–, una peripecia motivadora –hechos sorprendentes que conectan el pasado con el presente–, una voluntad de estilo que cautiva y una anagnórisis final que sorprende y arroba.
«PdB», como bien saben los que se han
acercado a la novela, es un proyecto literario que ofrece al lector un relato
bien estructurado –où tout se tient–,
una peripecia motivadora –hechos sorprendentes que conectan el pasado con el
presente–, una voluntad de estilo que cautiva y una anagnórisis final que
sorprende y arroba.
Y aunque es justo y necesario que el creador de una
obra literaria ofrezca esos cuatro elementos al lector, «PdB»
ofrece también una cosmovisión poderosa que crea un nuevo mundo a la vez que
propicia un nuevo lector y permite a este ser otro y distinto a aquel que era
en el momento en que inició la lectura de la obra (Véase Pág. 195 y
Contracubierta)-
«La literatura como expresión estética de la ética humana (Nulla aesthetica sine ethica): Responsabilidad ética para analizar críticamente el pasado y críticamente comprometerse con el presente; corresponsabilidad ética con el mundo que hemos de dejar hacia el futuro». (Véase Pág. 196)
¿Quién narra? ¿Quién cuenta lo que se cuenta? ¿Desde qué perspectiva de narración? ¿A quién se lo cuenta?
Aunque he dudado mucho acerca
de la perspectiva de narración para la novela, con múltiples intentos y
ensayos, tal como se indica en el “Ante litteram”, el epígrafe que abre la
propia obra, he concluido lo siguiente:
«Como el lector podrá comprobar, esta historia heterogénea,
fragmentaria y compleja que se presenta bajo el marbete
de Los papeles de Walter Benjamin
es una novela ensayística, en la que su protagonista, Walter Benjamin, se
desdobla como narrador por medio de un “tú”, esa segunda persona, que, aunque
no muy frecuente en la literatura, tampoco es totalmente inusitada.
El narrador, que narra y
se narra desde ese tú al que se apostrofa y se interpela,
no deja de ser, sin embargo, un yo. Se propicia así y de este modo el desdoblamiento del protagonista, que se
ve a sí mismo y puede ser visto simultáneamente desde fuera y desde dentro. Esa
doble perspectiva le permite a Benjamin enjuiciarse a sí mismo, a la vez que
enjuiciar, con razonable credibilidad y verosimilitud, los acontecimientos que
le definen y circunscriben. ¿Quién mejor que el propio Walter Benjamin, el
hombre de la mente portentosa, para describirse, narrarse y enjuiciarse,
mientras le cuenta al lector hechos y fragmentos de su vida, intensamente
vivida, durante las cuatro primeras décadas del siglo XX?» (Pág. 18).
De todo eso y mucho más (del
escritor y su obra, de Walter Benjamin, de la poética de la novela en estos
tiempos, de la perspectiva de narración en el relato, de la voluntad de estilo
en la obra literaria, etc.) tendremos ocasión de hablar con los lectores, si te
apetece y tenemos ocasión y tiempo, bien sea en el Retiro de Madrid o en el
Colegio de España en París.
Uno es plenamente
consciente, como se indica en la contracubierta de «PdB», de que «el
tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y llevamos la vida
sobre el deseo que tenemos de vivir», las palabras que Miguel de Cervantes
escribió el 19 de abril de 1616, en la dedicatoria que hizo a don Pedro
Fernández de Castro, conde Lemos, de «Los trabajos de Persiles y Sigismunda»,
la obra que se publicaría póstumamente, ya que Cervantes murió tres días
después de escribir esas sentidas palabras.
Mientras
tanto, seguimos contando la verdad de la vida propia y hasta de la ajena, y
podemos reiterar «cuídate y sé feliz, que lo demás no importa», según está
escrito que Walter Benjamin escribió el domingo, 22 de septiembre de 1940,
cuando se estaba despidiendo del Vieux-Port marsellés y ya se encaminaba al
encuentro con la muerte, que le estaba esperando, cuatro días después, en
Portbou.
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