16/2/18

“Sinfonía de Praga”, una novela matrioska en una ciudad matrioska


          Ese magnífico profesor que es José Manuel Querol acaba de publicar en “El Cuaderno, extraordinario cuaderno digital de cutura, una ingeniosa reseña sobre Sinfonía de Praga (https://elcuadernodigital.com/2018/02/15/la-ciudad-matrioska-la-novela-matrioska/).

          El profesor Querol considera a “Sinfonía de Praga” como una novela postmoderna que dinamita la teoría de los géneros narrativos, un objeto artístico, «un rizoma ciudadano, un cúmulo de laberintos narrativos y estilísticos, pero también gnoseológicos, por los que poder perdernos al tiempo que nos acoge la cuidad de Praga, contexto, actante y, diría, hasta protagonista, del texto. Tiempo y espacio, un modelo einsteiniano de arte que concilia el proceso creador, la estructura del objeto y el tema (su tópico nuclear) explicando la Teoría de la Relatividad con la vida humana».


          Aunque os invito a leer la reseña completa, resaltaré un par de fragmentos de la misma:

          «Un rizoma de interconexiones [...] en el que nada es estable, todo es cambiante, mutable, y el lector se ve arrastrado a transitar por cada una de las vidas que parecen concentrarse sobre las calles de Praga, sobre el laberinto físico de sus puentes, del barrio judío, de las salas de conciertos; vidas amontonadas en segmentos de tiempo diferentes sobre el mismo adoquín mientras tiempo y espacio se pliegan para reunir a todas esas vidas que deambulan por la ciudad con rumbo incierto».

          «El problema ( y la virtud) de esta narración no está en el texto, el problema (y su virtud) está en nuestra debilidad como lectores cuando pretendemos hacer un dogma del principio aquel de literatura y vida de Goethe, cuando, al final, la verdad y la mentira son como un gato al que Schrödinger hubiera encerrado en una caja, y al final puede que todo sea a la vez una cosa y la contraria, mentira y verdad, gato muerto y gato vivo, de lo que en última instancia sólo puede uno decir que merece la pena leer el texto sin pensar en el gato, y disfrutar de una historia nueva, diferente a lo que encontramos en el panorama editorial español, tan centrado en el propio ombligo histórico de nuestra tragedia civil, tan provinciano que le da miedo ser europeo y salir a la geografía y a la Historia de la que somos periferia, leer la novela y descubrir que la narración sentimental no tiene nada que ver con la educación sentimental y que un modo de narrar diferente es posible para atrapar a todo tipo de lectores (o casi todo tipo de lectores)».

          Muchas gracias, José Manuel Querol, por permitirnos seguir reflexionando y aprendiendo de tu sabia pluma y obligar a este autor a contrastar unan vez más el arte de hacer novelas en este tiempo con la práctica que se manifiesta en “Sinfonía de Praga”.



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