…tantas cosas sobre el legado de
Walter Benjamin o sobre la poética de la novela y el arte de novelar en estos
tiempos de ruido y furia.
Acompañados
por la viola de Violeta Pérez Llorente, que abrió el acto con la
magistral interpretación de un par de movimientos de la Partita n.° 2, en re
menor, de J. S. Bach (BWV 1004), y con las sabias aportaciones de Paula
Izquierdo y de Marifé Santiago –¡cuánto saben y qué bien lo
expresan!–. Y, cómo no, arropados en la Biblioteca del Ateneo de Madrid por
tantos amigos y amigas que acudieron a compartir la tarde con nosotros. ¡Así da
gusto tener amigos!
Por todo
ello, mi agradecimiento más sincero a todos y cada uno: ¡GRACIAS, GRACIAS,
GRACIAS!
Y,
mientras tanto, parafraseando lo que Walter Benjamin escribió el lunes, 15 de
julio de 1940, en Lourdes, cuando afanosamente buscaba salvar la vida y salir a
toda prisa de la Francia ocupada por los nazis (Pág. 23 de Los papeles de Walter
Benjamin), en estos tiempos de ruidos y furia, habitado por tus
pensamientos, has de seguir escribiendo, solo escribir, como hacía Kafka,
escribir la vida ajena, y hasta la vida propia: «El que escribe y reescribe,
reescribiendo –y desescribiendo– se escribe, a la vez que escribe el mundo que
le ha tocado vivir».
O, desde
otra perspectiva: «Cuídate y sé feliz, que lo demás no importa», según escribió
Walter Benjamin el domingo, 22 de septiembre de 1940, cuando se estaba
despidiendo del Vieux-Port marsellés y ya se encaminaba al encuentro con la
muerte, que le estaba esperando, cuatro días después, en Portbou (Pág. 214 de Los
papeles de Walter Benjamin).