23/10/17

Sinfonía de Praga


 
         Así hemos llegado a Sinfonía de Praga, una novela postmoderna, historia de escritura desatada e imitación compuesta. Historia de mistificación, nowwwela o nowebla, que es también una mesa de trucos, tapiz de diversos y bien entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee

Historia de Lieserl Einstein, historia de realidades y ficciones entretejidas, de documentos y manuscritos, donde el presente más rabioso se entremezcla y explica a través de un pasado no tan lejano en el que Lieserl, bien emplazada en Praga, escribe y escribe. Lieserl escribe su Diario desde 1930 a 1945 y avanza, siempre Lieserl —atracción por los trenes—, a la búsqueda de lo que no ha de lograr.

Historia de Meme, mujer joven, de buen ver —tez morena y tersa curtida por el sol, media melena de pelo oscuro, falda corta, hermosas piernas largas, un collar de perlas cayéndole por entre los pechos—, la espía que se mueve como pez en el agua por la embajada israelí en Praga y que juega a un juego de mentiras y medias verdades —verdad engañosa, engaño a los ojos, o a la mente, donde el cielo azul que todos vemos ni es cielo ni es azul.

E historia también del Holocausto, cada vez más asfixiante, en un mundo de ruido y furia. Y de un Kafka casquivano y esquivo, mientras Max Brod y Otto Schödinger recorren la Praga milenaria y mágica en la que Lieserl escribe su Diario, cuenta historias de la época, narra sucesos y personajes de la época y, al escribir, se narra a sí misma y nos narra el mundo, el presente cambiante que le ha tocado vivir en la Europa bulliciosa y atropellada de los años 30 del siglo pasado, que va camino de la tragedia y de la guerra mundial que todo lo ha de trastocar.

En Sinfonía de Praga encontrarás también, si buscas y bien lees, todo lo que siempre quisiste saber sobre el arte de novelar, y tendrás ocasión de reflexionar sobre la poética de la novela y sobre el arte de hacer novelas en este tiempo.

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