27/1/19

...lo que somos es judíos: ¡Hay tanto que recordar...!




          Algunos me habéis solicitado el texto completo del Diario de Lieserl que mencionamos hace unos días en la Invitación al acto del próximo día 12 de febrero en Centro Sefarad-Israel. (Págs. 295-296 de esa novela que vosotros y yo sabemos).

          En una Europa convulsa, después de los Acuerdos de Múnich (30 de septiembre de 1938), que incorporaron los Sudetes a Alemania, cuando ya se veía venir lo que luego iba a pasar, —por contraste con quien el día del inicio de la Gran Guerra (28 de julio de 1914), en un acto de profundo extrañamiento, se limitó a señalar en su Diario que había ido a nadar al Moldava— nuestra Lieserl parece ser muy consciente de lo que está llegando el 16 de marzo de 1939, cuando las tropas hitlerianas se apoderan de Bohemia y Moravia, haciendo desaparecer Checoslovaquia, y el lobo empieza a hacerse visible:




          16.III 1939. Protectorado de Bohemia y Moravia: El Presidente Hácha y el ministro de Exteriores han cedido ante Hitler en Berlín y se han rendido ante sus amenazas. Checoslovaquia ha dejado de existir como país soberano. Las tropas alemanas han entrado en nuestro territorio y han llegado hasta Praga sin límite ni miramiento alguno, como si esta fuera su casa, porque ahora somos su casa. Somos lo que somos o lo que quieren que seamos. O mejor citar a K y a su diario: «Lo que somos, lo somos, pero lo que somos es judíos».

          Y Hitler ha venido esta tarde hasta el Castillo de Praga para apoderarse de un sitio tan emblemático para la nación checa y proclamar desde allí el Protectorado de Bohemia y Moravia. El líder nazi, con su rectangular y ridículo bigotito, asomado al balcón, con Praga aplastada al fondo del valle del Moldava, humillada en su fastuosidad secular, y desde lo alto del Castillo, con el Moldava y sus puentes como humildes servidores, lamiendo los pies al nuevo amo y señor, proclamando, triunfante, el Reichsprotektorat Böhmen und Mähren, ya que, como no le fue suficiente con apoderarse de los Sudetes, ahora el protectorado pasa a formar parte del triunfante Reich alemán y de su Führer.



           ¡Hay tanto que recordar...!






24/1/19

Invitación



Si tenéis tiempo y ocasión, os esperamos el próximo 12 de febrero a las 19 horas en el Centro SefaradIsrael de Madrid.

 En un acto hermoso, reflexionaremos sobre la Praga del presente y la del pasado la peripecia de la novela, como bien saben los lectores, se narra desde el presente más actual, pero relatando hechos sucedidos entre 1930 y 1945 en la capital checa, sobre el Holocausto y el mundo judaico, sobre Kafka o Max Brod; y sobre Sinfonía de Praga, cómo no.


22/1/19

Reseña de "Sinfonía de Praga" en "Calanda" (París)




En el número 13 (2018) de Calanda, Revista didáctica de la acción educativa española en Francia, publicada en París, Isidoro Pisonero publica una elogiosa reseña de Sinfonía de Praga:



Con el buen hacer de experto en literatura, aficionado melómano, perspicaz observador y paciente y meticuloso “escribidor”, Demetrio Fernández González se postula como digno aspirante a marcar un hito singular en la narrativa española con esta obra, aplicando el clásico precepto horaciano y su plasmación cervantina deleitando al desocupado lector y enseñando al avispado, insertando sutilmente centenares de referencias culturales que serán placentera fuente para avezados lectores y combinando con ingenio tres componentes: el relato de la peripecia de amor e intriga vivida por el narrador con Meme; la recepción de la historia de Lieserl y su legítimo y noble deseo no logrado que se convierte en elemento nuclear, y el lacerante sentimiento de horror y culpa con que el Holocausto impregna la novela.



         Si queréis leer las generosas palabras de Isidoro Pisonero, las podéis encontrar en las Págs 86-88:


  

12/1/19

Una mañana en el museo, o el silencio del arte





          Mañana de hoy, sábado, con un frío de perros, bajo el cielo azul y soleado que se quisiera límpido de Madrid, en el museo, en el Reina Sofía.

          Dejé de lado el Guernica de Picasso y tantas otras maravillas que el gran museo, catedral de la modernidad, de manera permanente acoge, y me he entretenido en un par de exposiciones temporales: “París pese a todo. Artistas extranjeros, 1944-1968” (Lost, Loose, and Loved) y “Poéticas de la democracia. Imágenes y contraimágenes de la Transición” (The Poetics of Democracy).




Pablo Picasso. Guernica, 1937

          Mañana de hoy, sábado venturoso, en el museo Reina Sofía, con el síndrome de Stendhal apoderándose de mí:

         «Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme».

         Mañana de hoy, sábado satisfactorio, entre el edificio Sabatini y el edificio Nouvel del Reina Sofía, con el síndrome de Florencia, pasando un buen rato en la librería, entre tanto arte y tanta cultura.




Pablo Picasso, L'Enfant aux colombes, 1943

          Galerie Huit; Galerie Arnaud; Hommage des artistes espagnols au poète Antonio Machado; realismo socialista; lenguajes abstractos; Maria Helena Vieira da Silva; Grupo CoBrA; debate entre abstracción y figuración; Shinkichi Tajiri; Karskaya; Matta; Tinguely; Vasarely; abstracción geométrica o abstracción lírica; Julio Le Parc; enunciados artísticos, políticos, económicos y sociales; nuevos estilos y formatos; arte visual; Loló Soldevilla; Rafael Soto; l’Art brut; violencia y absurdo de la época; Eduardo Arroyo; Antonio Saura; op art; cinetismo; Joan Rabascall.

          O Bienal de Venecia de 1976; nuevos artistas, soportes y medios; más allá de la objetualidad; lo participativo, lo reivindicativo, lo colectivo; demandas civiles en favor de las libertades democráticas, la justicia social y el autogobierno; prácticas culturales innovadoras; nuevas estéticas; subvertir el orden franquista y los diseños institucionales; cultura juvenil y ciudadana; voluntad autónoma; vicisitudes, conflictos y diálogos; nuevas articulaciones teóricas; metáforas de una época convulsa; transición de la dictadura militar a la democracia; desafíos, desencuentros y contradicciones; nuevas formas de organización de la sociedad civil; nueva oficialidad institucional; nuevas prácticas estéticas; poesía, música, teatro independiente, cómic, collages, artes plásticas, ficción, cine; desbordamiento feminista; crisis del nacional-catolicismo; contracultura; ruptura estética y moral; insumisión antifranquista; transición española; consenso; reconciliación nacional.

          Y entonces a la mente del observador viene un fragmento de esa novela que tú y yo sabemos, un fragmento del Diario de Lieserl Einstein en 1941 a raíz de la muerte de Joyce (Pág. 311):

          James Joyce ha muerto el pasado 13 de enero en Zúrich, donde había logrado refugio en su huida de las hordas nazis que habían invadido Francia. ¡Descanse en paz el más grande!

          En homenaje, estoy leyendo nuevamente Ulises: «Stately, plump Buck Mulligan came from the stairhead, bearing a bowl of lather on which a mirror and a razor lay crossed...». Para poder concluir con el resignado a la vez que gozoso «and yes I said yes I will Yes».

          E incluso querría ir más lejos, aunque me cueste, e insistir una vez más en su Finnegans Wake: «riverrun past Eve and Adam’s, from swerve of shore to bend of bay, brings us by a commodius vicus of recirculation back to Howth Castle and Environs», prosiguiendo el bucle, ciclo infinito que se abre con las palabras que cierran la novela: «A way a lone a last a loved a long the».




Enrico Baj, Roberto Crippa, Gianni Dova, Erró, Jean-Jacques Lebel y Antonio Recalcati.
Grand tableau antifasciste collectif, 1960

          O unas páginas después (Pág. 323), es la música la que se hace protagonista de la novela, como si no lo hubiera sido ya desde el principio:

          Y suenan en la cadena de música algunas composiciones de La Monte Young: Compositions 1960 #10 —Dibuja una línea recta y síguela—, Compositions 1960 #15 —Esta pieza consiste en pequeños remolinos en medio del océano—, o Piano piece for David Tudor #3 —La mayoría eran saltamontes demasiado viejos—. Y por este camino, ¿hasta dónde puede llegar la música y el arte sin cortar la comunicación con el receptor de la obra artística?

          Y entonces el narrador reflexiona sobre la música, acudiendo a John Cage y a su 4’33’’, para trascenderlo en una reflexión general:

          Y entonces no suena —arte del silencio, si es que no es silencio del arte—, porque no deja sonar 4’33’’, su pieza insonora, John Cage. En este mundo desatado y confuso —tiempos de banalidad del bienestar, tiempos de mediocridad plomiza y hasta de vacua trivialidad—, qué difícil se hace mantener el tipo ante una obra como esta, presentada por Cage en 1952: composición en tres movimientos —de 30’’, 2’23’’ y 1’40’’, respectivamente, separados entre sí por una tapa de piano que se abre y una tapa de piano que se cierra—, donde en cuatro minutos y treinta y tres segundos precisamente cronometrados todo es silencio, todo es quietud e inmovilidad, toda la obra es silencio —donde todo el resto es silencio, el resto es solo silencio, silencio solo, para que el silencio de la obra creativa permita oír y escuchar otros silencios u otros sonidos u otros ruidos circundantes que nos envuelven y no se dejan habitualmente oír, arte del silencio convertido en silencio del arte.

          Y la obra de arte va a más. ¿Hacia dónde? ¿Hasta dónde? Arte del silencio, silencio del arte. El arte que se niega a sí mismo para ser de otro modo. ¿Dónde progresa tanto la creación que acaba el arte? ¿Dónde la obra artística culmina para dejar de ser, o ser nada, para llegar a ser 0’00’’ —o la cosa que no es del reino de los Houyhnhnms—?



Juan Genovés, El abrazo, 1976

          Integrando entonces otras músicas, que, asimismo, se escuchan y se hacen oír en la novela, y reflexionando sobre el arte contemporáneo:

          Extraña e intensa sesión musical, con Dylan de aperitivo, que ha hermanado a La Monte Young, John Cage, Olivier Messiaen y Steve Reich. ¿Desacralización de la música clásica y del arte? ¿Progreso bajo nuevas formas? ¿Evolución? ¿Acaso una nueva poética del arte? Aunque se podría avanzar y llegar por mal camino a The Factory de Andy Warhol, donde toda mistificación reiterativa encuentra fácil reproducción y asiento, e ir más lejos, o más bajo... e incluir en el recorrido tanto ready–made, siguiendo, prosiguiendo o persiguiendo la estela de Duchamp —o de su urinario, más bien, que es una fuente que es un mingitorio que es una fuente..., y hasta un orinal de R. Mutt— y a tipos como Jeff Koons o Damien Hirst o Ai Weiwei o Andrea Fraser... e ir más lejos, o seguir más abajo... ¿Se puede ir más abajo?


8/1/19

Lecturas de principios de enero con música de fondo




          Mientras me acompaña, de fondo, “Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey” de The White Album, me entretengo con alguno de los libros que me han traído a casa los Reyes: Hay que dejar descansar a Bach o a Mahler por un rato, «que no siempre se está en los templos; no siempre se ocupan los oratorios; no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean. Horas hay de recreación, donde el afligido espíritu descanse» (prólogo al lector de las “Novelas ejemplares”).


          Recrearse con Duchamp (Conversaciones con Marcel Duchamp, de Pierre Cabanne): El artista crea su obra de arte, pero necesita al receptor para que dé sentido y complete esa obra, de manera que uno y otro son necesarios en el proceso de creación de la obra de arte.


          Y ahora es “Julia” quien se entremezcla con “Animula vagula, blandula, / Hospes comesque corporis”, releyendo Mémoires d’Hadrien para la próxima sesión de la tertulia literaria en la que participamos, con la cita de Flaublert que rememora Marguerite Yourcenar: «Les dieux n'étant plus, et le Christ n'étant pas encore, il y a eu, de Cicéron à Marc-Aurèle, un moment unique où l'homme seul a été».



          ¿Se puede compartir “While My Guitar Gently Weeps” con Nueva historia de la España contemporánea (1808-2018)? Pues lo intentamos, y, a veces, hasta lo conseguimos.

          Sin olvidar al bueno de Walter Benjamin (Obra de los pasajes), que nos tiene muy ocupados últimamente, mientras, de fondo, reiterativamente, suena “Revolution 9”.





6/1/19

The White Album, un regalo real




Tal día como hoy, día de Reyes, el año pasado publicábamos un post en FB (https://www.facebook.com/demetrio.fernandezgonzalez), donde escribíamos:

Prospecto de “Sinfonía de Praga”
¿Una novela que se hace acompañar de un «prospecto»?
Eso parece; porque “Sinfonía de Praga” es una novela, y es algo más –o lo intenta.
Y para ello precisa de un lector activo y curioso que complete el acto comunicativo con su complicidad. En un alarde metaliterario la novela invita al lector a conocer el verdadero arte de hacer novelas en este tiempo, y solo logra su plena realización en la web así como en su blog propio.
Como ya hemos escrito:
"Es Sinfonía de Praga una novela postmoderna, historia de escritura desatada e imitación compuesta. Historia de mistificación, esta nowwwela o nowebla es también una mesa de trucos, tapiz de diversos y bien entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee".
Y si quieres empezar por la autoría de la obra, habrás de acudir al Blog de “Sinfonía de Praga”: (http://sinfoniadepraga.blogspot.com.es/2018/01/autor.html).

¿Que qué me han traído los Reyes Magos este año, me preguntáis los que habéis leído el post que hemos compartido en FB la mañana de hoy?
Libros; muchos, muchos libros, que sería aburrido para los lectores si se enumeraran, y un regalo real, el mítico “Álbum Blanco”, del que mucho sabe Richard Hamilton, en recuerdo de la Proposición 19 de “3.3 Marginalia, a modo de cajón de sastre [o de desastre]”, en 3. “Memorabilia” de Compleméntum (Manifiesto)”, que dice:


Portada: Fondo blanco, con el título de la obra en relieve, en vez de impreso, y un número de serie en la portada, individualizando cada ejemplar, que no sería mala idea.
También es posible realizar un diseño de líneas que se distribuyen y se entrecruzan al azar, incorporando la aleatoriedad a la obra de arte (algo similar hay en la partitura de Music Walk de John Cage o en algunos cuadros de François Morellet) —y hasta retomar una idea de Sheet corner (1967) de Gerhard Richter, dejando entrever el Diario de Lieserl.
Propuesta: Incorporar 14 líneas al azar —14 capítulos…








Artículos guardados