Algunos me habéis solicitado el texto completo del Diario
de Lieserl que mencionamos hace unos días en la Invitación al acto del próximo
día 12 de febrero en Centro Sefarad-Israel. (Págs. 295-296 de esa novela que
vosotros y yo sabemos).
En una Europa convulsa, después de los Acuerdos de Múnich
(30 de septiembre de 1938), que incorporaron los Sudetes a Alemania, cuando ya
se veía venir lo que luego iba a pasar, —por contraste con quien el día del
inicio de la Gran Guerra (28 de julio de 1914), en un acto de profundo
extrañamiento, se limitó a señalar en su Diario que había ido a nadar al Moldava— nuestra Lieserl parece ser muy consciente de lo que está llegando el 16 de
marzo de 1939, cuando las tropas hitlerianas se apoderan de Bohemia y Moravia, haciendo
desaparecer Checoslovaquia, y el lobo empieza a hacerse visible:
16.III 1939. Protectorado de Bohemia y Moravia: El
Presidente Hácha y el ministro de Exteriores han cedido ante Hitler en Berlín y
se han rendido ante sus amenazas. Checoslovaquia ha dejado de existir como país
soberano. Las tropas alemanas han entrado en nuestro territorio y han llegado
hasta Praga sin límite ni miramiento alguno, como si esta fuera su casa, porque
ahora somos su casa. Somos lo que somos o lo que quieren que seamos. O mejor
citar a K y a su diario: «Lo que somos, lo somos, pero lo que somos es judíos».
Y Hitler ha venido esta
tarde hasta el Castillo de Praga para apoderarse de un sitio tan emblemático
para la nación checa y proclamar desde allí el Protectorado de Bohemia y
Moravia. El líder nazi, con su rectangular y ridículo bigotito, asomado al
balcón, con Praga aplastada al fondo del valle del Moldava, humillada en su
fastuosidad secular, y desde lo alto del Castillo, con el Moldava y sus puentes
como humildes servidores, lamiendo los pies al nuevo amo y señor, proclamando,
triunfante, el Reichsprotektorat Böhmen
und Mähren, ya que, como no le fue suficiente con apoderarse de los
Sudetes, ahora el protectorado pasa a formar parte del triunfante Reich alemán y de su Führer.
¡Hay tanto que recordar...!
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