Por unos días, hemos estado en Valencia, caminado
hacia la mejora global, en el XVI Congreso Estatal de la
Asociación de Inspectores de Educación (ADIDE), reflexionado sobre «Una supervisión eficaz, una inspección competencial».
Allí hemos defendido que «Todos tienen derecho a la educación», uno de los derechos fundamentales reconocidos en nuestra Constitución. Y
hemos reflexionado acerca del nuevo sistema de acceso que queremos para los
Inspectores de Educación, sobre los principios en los que se ha de sustentar la
actuación inspectora, sobre deontología profesional, sobre el empleo de nuevos
medios para los nuevos tiempos, sobre cómo evaluar a los Inspectores y a la
Inspección de Educación o sobre las expectativas que tenemos para el futuro.
Aprendiendo de los demás, compartiendo y departiendo con Inspectores e
Inspectoras de toda España, en un XVI Congreso satisfactorio y muy gratificante.
Y hasta nos acompañaron la Ministra, el Secretario de Estado, la DG y otras
muchas autoridades. Y sí, daba un poco de respeto escénico hablar ante tanta autoridad
y más 350 Inspectores.
Pero como la vida del Inspector deja un hueco para otros mundos, hasta tuvimos
ocasión de recordar cómo ese día, 18 de noviembre, en la ciudad de la luz, hace
cien años, estaba muriendo Marcel, el que escribió eso de «Longtemps, je me suis
couché de bonne heure…» (Durante mucho tiempo, me acosté temprano…). Y a partir de ahí, más de tres mil páginas de narración esplendorosa, en
busca del tiempo perdido. Por reiterar un verso del gran Lope de Vega: «quien lo probó, lo sabe».
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