En "Sinfonía de Praga" se escucha mucha música —veinticinco composiciones y muchos conciertos te irán
acompañando—. Incluso se propone hacer acompañar la lectura de la novela de un artefacto o
procedimiento en el que se integren las diversas composiciones musicales que se
escuchan, y, por ello, se hacen oír en la historia, posibilitando así la
lectura de la misma mientras, sin solución de continuidad, suenan tantas
músicas —si es que no se escuchan las 1120 composiciones integradas en las
Obras Completas —Gesamtwerk— de
Johann Sebastian Bach, que podría ser una magnífica decisión.
Aunque si tuviéramos
que elegir, no estaría mal comenzar por la Ofrenda
Musical a Federico II de Prusia (Musikalisches
Opfer, bwv
1079) o
por Brandenburgische Konzerte, bwv 1046–1051, proseguir por las
cuarenta y ocho composiciones, celestiales estéticamente a la vez que
matemáticamente perfectas, de preludios y de fugas en tonos mayores y menores
con sus doce escalas —do mayor, do menor, do sostenido mayor, do sostenido
menor, y así sucesivamente—, de afinación bien temperada, de Das Wohltemperierte Klavier, bwv 846–893, deleitarse con la Suite para orquesta n.º 3, en re mayor, bwv 1068, y concluir con una Sonata, a escoger libremente, después de
haberse deleitado con Goldberg
Variationen, bwv 988, y, por
ejemplo, con el aria Buß und Reu de St. Matthew Passion, bwv 244, o con la composición coral Jesu bleibet meine Freude, que cierra la
cantata Herz und Mund und Tat und Leben,
bwv 147, y con la Tocata y fuga, en re menor para órgano (bwv 565), oída a buen volumen, o con uno
de los conciertos para violín (Violinkonzerte,
bwv 1041, 1042, 1052, 1056 o
1064).
Del “Prospecto” de Sinfonía de Praga
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