5/1/18

¡Ay, Auschwitz, Auschwitz, cómo duele!




          Asistimos a la exposición “Auschwitz: No hace mucho. No muy lejos” en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid, que, mediante una configuración y una atmósfera muy adecuada y con más de 500 objetos originales, nos transporta al interior del campo de concentración y de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

          Y mientras avanzamos por las diversas salas, ya plenamente insertos en el campo de exterminio, rememoramos el post que el pasado 21 de junio incluimos en fb (“Visita al campo de concentración y de exterminio de Auschwitz”). En el post os incluí las páginas 394-403 de esa novela que tú y yo sabemos.

          La visita al campo de Auschwitz en la novela forma un todo, en un párrafo único de diez páginas. Para no agobiar demasiado al lector y permitirle respirar –si es que puede–, el extenso párrafo se ha fragmentado, incorporando una cantinela, con rima asonante, que funciona como estribillo.

          Los buenos lectores percibirán que ese estribillo reiterativo y machacón los versos de un poema de Emilio Prados, titulado “Rincón de la sangre” (Jardín cerrado, 1946), que comienza con los versos «Tan chico el almoraduj / y... ¡cómo huele!».

          ¡Ay, Auschwitz, Auschwitz, cómo duele!















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