Toda obra literaria,
toda obra artística tiene un autor, un creador que la sitúa con voluntad y
firmeza dentro del canon literario y artístico en la larga serie en la que la
obra se integra y a la que acoge —o contra la que se constituye, más bien.
¿Quién es, pues, el
creador de Sinfonía de Praga?
¿Es que acaso el
creador, el autor de Sinfonía de Praga es el narrador, el yo emisor que
cuenta la historia, la perspectiva heterogénea de todas las cosas y sucedidos
de la novela?
Parece que error sería
confundir a uno y otro, como muy bien saben los buenos lectores.
El autor de Sinfonía
de Praga asume así, aunque de manera casi anónima —que es más bien de
manera apócrifa (Francisco Rico lo dice)—, un papel subordinado, que es, sin
embargo, el del dios todopoderoso y eterno —fama y fortuna— que a trancas y
barrancas va haciendo avanzar su creación y su obra a la búsqueda de la obra de
arte total y única.
El autor de Sinfonía
de Praga estaría, así, autorizado a desaparecer, escritas ya todas las
palabras —¡realización completa!— (...mas agora / canto mi libertad con mi
silencio..., tal como escribió Francisco de Quevedo).
Del "Prospecto" de Sinfonía de Praga
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