El título de una obra
es o puede ser, según los viejos principios de los formalistas rusos, el
archilexema del texto, que ha de integrar el archisemema que resume y recoge el
contenido del relato. Pero, por lo mismo —extrañamiento como principio
generador de la literariedad—, también puede apartarse de la norma, desviándose
de ella, e incluso enfrentarse radicalmente a ella y trasgredirla —¿Dónde está?
¡Que salga ya! ¡Queremos ver en escena a la cantante calva que se nos ha
anunciado! (¿Quién será, por cierto, esa cantante
calva? A ti te toca investigarlo, si es que no lo sabías).
Esta obra, al principio
de su creación, fue definida y titulada por su autor como Novela, porque esa era la mejor forma de no–definirse, entendiendo
que en ella, adscrita a un género proteico y misceláneo por excelencia, cogía
todo, se prestaba a todo.
Más tarde se definió
con más precisión y fue La parte de
Lieserl, dando el protagonismo a quien lo tenía y le correspondía, e
insertándose muy bien en la serie literaria: Desde las partes en que se publicaban las obras dramáticas del Siglo de
Oro —siempre Lope in mente—, hasta,
en otro sentido, Mourad y su princesa muerta o las partes heterogéneas y
complementarias de 2666 de Bolaño y
muy especialmente Á la recherche du temps
perdu —ya sea por la parte de Swann o por la parte de Guermantes.
Y luego pudo haber sido
Diario de Lieserl; o Encuentro en Praga; o Dios, el Viejo, no juega a los dados; o Realidad en fábula; o Ni es cielo ni es azul; o Escila y Caribdis; o Muerte y destrucción; o El resto es silencio; o PRG, tomando la parte por el todo. Pero
pasó a ser Ruido y furia, con
Faulkner en el horizonte, pero especialmente con Shakespeare —Macbeth, V, v— en lontananza, recordando «life is... a tale... full of sound and fury, signifying nothing».
Para ser casi finalmente, a la búsqueda de su pleno ser, lo que no podía dejar
de ser: Sin título —Novela—. [Para
saber más, véase Compleméntum (Manifiesto).
Taller. 1.3 Título]
Y a la hora de
determinar el título —con eufonía, con mnemotecnia, con propiedad y adecuación,
generando ansiedad por la lectura a la vez que anticipando el contenido de la
obra—, han ido apareciendo bastantes más de doscientos títulos, para al final
ser —bien es verdad que con la ayuda de la sin par Meme— lo que tenía que ser y
durante tanto tiempo se estuvo buscando: Sinfonía
de Praga.
Del "Prospecto" de Sinfonía de Praga
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