27/12/18

¡Solo para adultos!


          Como los buenos lectores muy bien conocen en la página 418 de esa novela que tú y yo sabemos aparece en la nota 32 lo siguiente:

Y entonces nuestro narrador escribe y reflexiona sobre la posición del lector en relación con la ficción que se le narra, y explica la obra artística como selección entre infinitas posibilidades y cuál ha de ser el papel del artista en el proceso de creación, o reflexiona nuevamente, como ya lo había hecho con anterioridad, sobre invención, disposición y elocución, a la búsqueda de la obra de arte.

Pero el narrador es consciente de que no todos los lectores van a estar conformes con su poética de la novela o de la obra artística, que algunos lectores quieren más y quieren todo —y entonces recuerda el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo de Lope de Vega y lo parafrasea.

Y finalmente, si se quiere saber más, o casi todo, se tendrá que acudir al Compleméntum (Manifiesto) y entrar en «Taller. 1.11 Mena, ganga, esquirlas y virutas (Making of)» para buscar el 69 y explorar «La noche que empezó viernes y acabó sábado», donde, de modo elusivo, pero con suficiente precisión y detalle, entrejuntando y entremezclando a Meme con la segunda persona —sujeto de la acción y receptor de la comunicación fusionados y fundidos en una entidad única, placentera y gozosa—, se cuenta y se describe y se narra acerca de la sesión de sexo extática y maravillosa habida en la noche praguense de Na Ořechovce, cada vez en un tono más poético, más metafórico y sinestésico —que incluso llega hasta el carmen granadino de Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, de Soto de Rojas—, a la vez que, con sorprendente y sincera ironía, se recuerda y parafrasea, aunque alterándolo por intensificación, el Arte nuevo del gran Lope, plenamente consciente nuestro autor de haber roto con las reglas de la poética de la novela que previamente había definido y reiterado.
        
        Como a algunos adultos no les bastará con esto y querrán más —si es que no han podido llegar hasta la página 102 de Compleméntum (Manifiesto)—, podrán acceder directamente al texto en cuestión en http://www.sinfoniadepraga.es/images/Complementum/lanochequeempezoviernes.pdf; aunque puede que mejor les fuera si se entretuvieran un rato en http://www.sinfoniadepraga.es/, donde encontrarán mucho y bueno, un corpus organizado y orgánico que complementa la historia y en el que se integran todos aquellos materiales que siendo ella y de ella –la historia y de la historia, o la novela, que viene a ser lo mismo– la explican o permiten mejor o de un modo más completo entenderla, e incluso el credo o manifiesto en el que la novela se sitúa y se sustenta, formando, pues, parte y no parte de ella.

           Cuidaos y disfrutad, que Sinfonía de Praga ya es toda vuestra.

          
          Como muy bien sabéis, en las páginas 326-327 de Sinfonía de Praga está escrito:


Es verdad que toda historia tiene un principio y tiene, muy especialmente, un fin; un principio en el que arranca y se origina —principios en los que se funda y fundamenta—, y un final que la cierra, aunque muy provisionalmente, hasta que la abre el lector o receptor —que es quien realmente cierra el ciclo—, y una finalidad, no tanto desde el punto de vista de la moral o del compromiso, de la ética o de la reflexión y de la responsabilidad personales —que también—, cuanto como obra artística, como obra de arte total y única.


Y entre principio y fin —entre principio y final, entre principios y finalidad— está lo que el autor, dios todopoderoso y eterno a través de su creación, ha considerado que ha de estar —acto de reflexión—, ha querido que esté —acto de voluntad—, ha decidido que tiene que estar —acto de resolución.


Pero es más, mucho más, lo que no está en esta historia; y no está porque no debe estar, ni falta que le hace, a la historia.

Sí, ya sé, lo sé muy bien, que bien me conozco de la novela el decálogo, que, para lograr el éxito, entre sus primeros mandamientos exige comida y sexo, sexo y comida, más sexo y más comida, comer y follar, cuanto más mejor, cuanto más explícito sea mejor, cuanto más y mejor se lo describa, cuanto más se lo manosee y detalle, al sexo, mejor.
          Y en la versión extendida de la novela, esa que no han podido ver los lectores, que solo conocen la versión abreviada, se concluye el último párrafo con una observación parentética un poco maliciosa e irónica:
¿o debiera ser, acaso, sex and shopping, si es que no, más bien, S and F, o sea, S[ex] and F[ucking]?
          E inmediatamente figuran en la versión extendida unos cuantos párrafos que no llegaron a ver la luz en la versión abreviada y pública de Sinfonía de Praga:
Como por propia experiencia todo lector sabe muy bien, por ejemplo, quien narra esta historia come y bebe y orina y defeca todos los días, que no todo alimenta y aprovecha, que no todo alimenta y engorda, ya que, a veces, todo ser humano come y bebe y orina y defeca –aunque ya se han ido, ya están lejanos aquellos dichosos tiempos de nene, caca, culo, pedo, pis–; o que este narrador a veces masca a dos carrillos y eructa, y hasta regüelda, aunque, con la venia de don Quijote y siguiendo los consejos que le dio a su Sancho amigo para el mejor gobierno de la ínsula Barataria, procura no hacerlo en público.
Y el narrador tiene historias libidinosas y de lujuria subida, en el camino y fuera de él –unas veces, en tanto que de rosa y azucena o mientras por competir con tu cabello (oro bruñido al sol que más calienta); collige, virgo, rosas o carpe diem, otras; y, en ocasiones, ilustre y hermosísima María o que se nos va la Pascua, mozas–, que podría contar y no cuenta, ocurridas durante el día y por la noche, aquí y allá, en sotos y serranías, en montes, valles y prados, entre sierras y collados, en bosques y verdes llanos, o en corrientes aguas puras, cristalinas, do pece nada –fonte frida fonte frida, fonte frida y con amor, do todas las avecicas van tomar consolación, unas veces tortolica, aunque otras ruiseñor–, que han sucedido y no han entrado aún en las páginas de esta historia y no se sabe si lo harán.
Que ha habido mucho sexo, entre sábanas y fuera de ellas, o en verdes prados de flores esmaltados, yaziendo a la sombra perdí todos cuidados, y en tanto locus amoenus como a la ocasión se ha prestado:
                     y entrando en el jardín de los amores,
cogí las tiernas flores
con el fruto dichoso
      
Aunque me temo que en otras ocasiones fue más bien cativo... / que está muriendo vivo, / al remo condenado, / en la concha de Venus amarrado. Mucho sexo ha habido que no ha dado todavía señales de vida y se mantiene escondido y oculto –al menos por ahora– para esta historia.
          Y si queréis saber más, en la versión extendida de la novela, entre el segundo y tercer párrafo de la cita anterior, figura lo siguiente:
Y seguro que hay mucho y que hay bueno –aunque también habrá, supongo, algún exceso, alguna rama que hubiera debido ser podada, alguna excrecencia que mejor hubiera sido que no estuviera; y ese supongo se sustenta en la ordinaria naturaleza de las cosas, porque si realmente lo supiera bien seguro es que no estaría ni habría exceso o excrecencia que valga, por más darling que hubiera sido.
          O por darte nuevos textos y nuevas informaciones que valorar, en este rompecabezas coherente y bien estructurado, où tout se tient:
No me motivaba mucho ponerme de cocinero esa noche, ni veía a Meme muy preparada para ese cometido, pero la propuesta que me hacía prometía: comida y sexo, sexo y comida. Recordé de la novela el decálogo, al que ya me he referido en esta historia. La verdad es que no tenía inconveniente alguno en llevarlo a la práctica. ¿Quién lo tendría en una situación semejante? (Pág. 416)
 
Escribía y corregía, depuraba un dato y corregía, completaba una información y volvía a corregir –in writing, you must kill all your darlings– hasta lograr un texto de fácil y gratificante lectura, de sonoridad melodiosa y preñado de significados, y todo él sujeto a las estrictas reglas de la poética o de la retórica de la novela –o a su ruptura y transgresión, en muchos casos, que es lo que procede en estos tiempos. (Pág. 175)
  
…que no siempre hay que contar todo lo que sucede, que no todo cuanto sucede —en la realidad, en la vida— ha de suceder realmente —en la historia, en la novela— ni tiene que ser suceso o sucedido que discurre tal cual ante los ojos del lector, que los lectores son sabios e inteligentes, que saben y conocen por experiencia propia o ajena sin que se les tenga que trasladar todo con detalle, A por B. (Pág. 418)

          Y por casi cerrar el círculo, en la versión extendida de Sinfonía de Praga se dice:
…hay que contar lo que hay que contar, que no todo tiene que ser narrado tal cual para existir y lograr carta de plena naturaleza, que la obra de arte es arte tanto por lo que dice y muestra como, y muy especialmente, por lo que calla, insinúa u oculta, que la obra artística es selección entre infinitas posibilidades y la genialidad del artista está en seleccionar, estructurar y poner marca y personalidad propias a lo que ha de ser y solo a lo que ha de ser, a lo que por su todopoderosa decisión creadora ha de existir, pasando de la nada caótica, multiforme, proteica, magmática, nebulosa y convulsa a convertirse en obra de arte imperecedera y eterna.
Sé que hay y ha de haber, como ya he escrito anteriormente en esta historia, artificio, que ha de haber invención, disposición y elocución, toma de decisiones, cortando por lo sano todo lo mucho que no ha de ser –killing all our darlings–, para permitir que logre ser únicamente lo que tiene que ser, que ese es el arte de la novela y ese es el arte de esta historia, que camina con paso firme y voluntad decidida.





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