29/5/25

¡Qué dedicatoria le podríamos escribir a...

 


…la Reina Letizia, cuando acuda el viernes a la inauguración de la Feria del libro de Madrid, si se acerca a la caseta 344, del grupo editorial Sial Pigmalión, y compra y religiosamente paga un ejemplar de «Los papeles de Walter Benjamin»?

A la Reina, si bien os parece bien, le podríamos escribir:

«Para Letizia Ortiz Rocasolano,

–¡quién te ha visto y quién te ve,

desde aquel año en el nocturno

del Instituto “Ramiro de Maeztu”!–

estos PdB,

el legado de W.B., la novela que cada uno lleva consigo».

¿O hacéis alguna otra sugerencia?



¿Y qué le escribiríamos en la dedicatoria a David Uclés, que –¡pobrecito él!– se va a pasar cuarenta horas firmando en la Feria de libro de Madrid este año, según ha escrito y anunciado?

«Para David Uclés,

para que tengas un poco de descanso

en esta ajetreada vida que te llevas,

estos PdB,

esta novela biográfica, acaso novela de aprendizaje (bildungsroman)

y hasta ensayo histórico-filosófico,

en un jardín casi salvaje de teoría literaria».

¿Os parece?

 

¿ O si por allí este sábado, a mediodía, aparece Ornella; sí, Ornella Muti, la esplendorosa Ornella, la de los sueños lúbricos de la adolescencia?

«Para Ornella,

recordando lo que pudo haber sido y no fue,

estos PdB:

«Cuídate y sé feliz, que lo demás no importa»,

según está escrito que Walter Benjamin escribió

el domingo, 22 de septiembre de 1940,

cuando se estaba despidiendo del Vieux-Port marsellés

y ya se encaminaba al encuentro con la muerte,

que le estaba esperando, cuatro días después, en Portbou».

 

¿Y qué escribiríamos en la dedicatoria a Pedro Sánchez si, por un casual, que ya sería mucha casualidad, se acercara a comprarnos un libro?

«Para Pedro Sánchez,

estos PdB:

a pesar de lo sido, todo sigue siendo siempre igual».

 

¿O a Miguel de Cervantes, que, redivivo, por el parque del Retiro llegara hasta nosotros, susurrando entre dientes que el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y llevamos la vida sobre el deseo que tenemos de vivir, a la vez que nos musitara que desea vernos presto contentos en la otra vida, la de la fama pública?

«Para don Miguel de Cervantes Saavedra,

estos PdB:

«No hay ningún documento de cultura

que no sea al tiempo documento de barbarie»,

bien escribió nuestro W.B.».

 

¿O si hasta la caseta 344 de la Feria del libro de Madrid llegara Julio Cortázar, despacito, saboreando el entorno luminoso y verde del concurrido parque del Retiro, en una mañana de sábado, sujetando la pipa con su diestra mano, y nos recordara el homenaje que le hicimos muchos años ha en el Ayuntamiento de Caspe en 1984 –¡oh, tiempos aquellos!; ¿te acuerdas, Marta Escorihuela?–, sentido homenaje que tributamos al autor de Rayuela y de tantos cuentos inolvidables?

«Para Julio Cortázar,

estos PdB,

esta novela fragmentaria que necesita del lector para ser ella

y lograr ser todo lo que tiene que ser».

 

¿Y qué podríamos escribir en la dedicatoria a don Quirino Alonso Tascón, maestro de escuela unitaria y rural villahibierense que me enseñó a leer, el principio de todo lo que vendría después, si hasta el Retiro llegara este viernes?

«Para don Quirino Alonso Tascón

estos PdB,

de este hijo de su padre y de su madre

–y de su tiempo–,

a la vez que codueño de sus obras».

 

¿Y qué escribiríamos en la dedicatoria a don Benjamín Domínguez, si desde el Portilla de la Reina, donde nació, o desde el Olimpo en el que se encuentra, se acercara quien, excelente profesor, me adentró en la literatura en aquellos tiempos púberes e indecisos en el Seminario Menor de León?

«Para don Benjamín Domíngez,

estos PdB,

esta novela, obra de arte de intertextualidad y de mixtura,

de escritura desatada e imitación compuesta;

composición coral, al fin, si bien se lee».

 

¿Y si fuera Garcilaso –¡qué buen caballero era!– el que hasta el Retiro se acercara en la tarde soleada del próximo viernes?

«Para el ínclito Garcilaso,

estos PdB,

con mi deseo de que si ahondas algo te agrade,

y si no al menos te deleite».

 

¿Y qué escribiríamos en la dedicatoria a Marisol, si rompiendo su silencio de tantos años acudiera hasta el Retiro?

«Para Marisol,

que tan bien sabes ser quien eres,

estos PdB:

Hay que contar la historia propia inserta en la historia ajena

y en la historia general que nos rodea y circunscribe,

que ese es el arte de la novela,

que ese es el arte de estos Papeles».

 

¿Y qué le pondríamos en la dedicatoria a Quevedo, que retirado en la paz de los desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, quisiera encontrar solaz en «Los papeles de Walter Benjamin» si, rompiendo su aislamiento, desde la Torre de Juan Abad se acercara el sábado por Feria del libro de la villa y corte de Madrid?

«Para don Francisco de Quevedo y Villegas,

estos PdB:

«¡Luz, más luz!», pedía Goethe al final de sus días».

 

¿Y si fuera el bueno de Walter Benjamin, que se ha ido convirtiendo en paradigma de la modernidad e icono de nuestro tiempo, quien quisiera reencontrarse consigo mismo y hasta nosotros llegara el viernes?

«Para W.B.,

este su legado, esta su novela en marcha

que cada uno lleva consigo;

esta su obra de arte propia y no transferible ni delegable,

sus Papeles».

 

¿Y si fuera el ínclito Javier Marías quien desde el Reino de Redonda, cigarrillo en mano, contraviniendo las normas, a nuestra caseta mirara, displicente, después de calarse el chapeo, requerir la espada y mirar al soslayo, fuese y apenas nos dejara tiempo para nada?

«Para Javier Marías,

estos PdB,

mientras seguimos contando la verdad de la vida propia

y hasta de  la ajena».

           Bien será, si bien os parece.

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