«¿Por qué hay algo en lugar
de no haber nada?».
Se preguntan, junto con
otros muchos, Stephen Hawking y Leonard Mlodinow; y se responden con la ayuda
de Richard (Dick) Feynmann, el que a la vez que investigaba en el Instituto
Tecnológico de California tocaba los bongos en una sala de fiestas de carretera,
y se refieren a que un sistema no tiene una sola historia sino todas las
historias posibles y a que las cuatro fuerzas que el ser humano reconoce en la
naturaleza deben entenderse como manifestaciones de una única fuerza y a que
las cuatro dimensiones espacio–temporales de la teoría de la relatividad
general se han de transformar en once en la teoría M, que aporta soluciones
para 10500 universos. Así, se permiten ignorar a Dios, al Viejo que
mencionaba el bueno de Albert, jugando o no a los dados. Y si la razón física
puede explicar la creación de algo desde la nada —el universo como resultado de
una fluctuación cuántica—, alguien habrá de responder por el origen de la razón
física que permite la creación de algo desde la nada mientras responde a por qué
hay algo donde no había nada o por qué ha he haber algo donde pudo no haber
nada.
(Epígrafe 65 de “Un mundo [libro] de citas”, en 3.
“Memorabilia” de Compleméntum
(Manifiesto) de Sinfonía de Praga
(Pág. 172)).
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