25/5/18

Retorno a Praga



Praga, siempre Praga; mágica Praga; Praga adorada y adorable; PRG, simplemente, como se dice en la página 455 de esa novela que tú y yo sabemos.

Retorno a Praga, si es que alguna vez hemos salido de ella —cuando en ella entras, ya nunca más podrás abandonarla, porque ella está siempre dentro de ti, en todo lugar y momento—.

Praga, siempre Praga. Praga, la Jerusalén de Europa, símbolo de sí misma y escenario propicio para cualquier suceso, por mágico o prodigioso o realista que resulte.

Praga, la nueva çibdad —aunque sin un nuevo Cid que se pueda sonreír o sonrisarse ante ella—, lugar de encuentro y de desencuentro, de amparo y de desamparo, de compenetración y de ruptura, madre y madrastra, acogedora y opresiva, retablo de las maravillas, eso y todo lo demás al mismo tiempo.

Praga —PRG—, siempre Praga.





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