1/5/18

¿Dó están?



Sinfonía de Praga es «una aventura intelectual y literaria apasionante y cautivadora», me escribe de manera pública Ernesto Escapa.
Y José Manuel Querol (https://elcuadernodigital.com/2018/02/15/la-ciudad-matrioska-la-novela-matrioska/) considera a “Sinfonía de Praga” como una novela postmoderna que dinamita la teoría de los géneros narrativos, un objeto artístico, «un rizoma ciudadano, un cúmulo de laberintos narrativos y estilísticos, pero también gnoseológicos, por los que poder perdernos al tiempo que nos acoge la cuidad de Praga».
O Pedro Crespo Refoyo manifiesta: «Observo… que su novela es pura metaficción… de tal modo que la trama vaya sucediéndose en su mismo hacerse, como los tejidos. Aparece, asimismo, toda la narrativa de hace un siglo sin olvidar la actual, donde la noticia de prensa y el suceso imaginario se complementan. Con Umberto Eco, crea, o trata de crear, un lector cocreador o un lector modelo, capaz de ir rellenando los huecos que deja el texto en sus elipsis… Diríase, si me lo permite, una novela enciclopédica y, a la par, metanarrativa… ¿Cronotopo cibernético? ¿Cronotopo entre afines? ¿Cronotopo de afinidades metalingüísticas?».


¿Dó están los lectores? ¿Qué se hizo de… ? ¿Qué se hicieron…?
Y llegados hasta aquí, acaso haya que preguntarse, como hacemos en la página 19 de Compleméntum (Manifiesto): ¿Qué lector? ¿Qué lectores?
Y allí mismo nos respondemos: Uno y todos, todos y cada uno, todos ellos; a cada uno según su interés, a cada uno según su necesidad, a cada uno según su voluntad.
Los lectores presentes y los lectores futuros; todos los lectores que ya son y todos los que serán; y ese lector especial que la obra habrá de crear, que la obra artística necesita para ser finalmente la obra de arte total y única, a la búsqueda de la lectura de culto.

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