...o acaso haya
sido el cartero, que ni siquiera llama dos veces cuando hasta casa llega.
Y sí, retirado en
la paz del monte Abantos, a esta mi sierra escurialense, muchos y doctos libros
juntos han llegado hasta mi mesa de trabajo.
Papeles de
Benjamin (PdB),
la novela en marcha que uno lleva consigo desde hace más de cinco años –mañana, tarde y noche, incluidas
fiestas de guardar–, se siente muy
bien acompañada. Esa novela ensayística, que cada día es más y mejor, se siente
muy bien acompañada por los Diarios de Rafael Chirbes, Vida de un
espejo de Javier García Sánchez, Madrid 1945. La noche de los Cuatro Caminos
de Andrés Trapiello, Sin tiempo para el adiós de Mercedes Monmany, El
mago de Com Toibin, 1922 de Antonio Rivera Taravillo, La familia
de Sara Mesa, Todo va a mejorar de Almudena Grandes, El pasajero
y Stella Maris de Cormac McCarthy, Entrevista a Cervantes de Eduardo Aguirre
Romero, La gran invención de Silvia Ferrara, Valéry. Tratar de vivir
de Benoît Peeters, Imaginemos una frase de Brian Dillon, Alma,
nostalgia, armonía y otros relatos sobre las palabras de Soledad Puértolas
y Elena Cianca, Montevideo de Enrique Vila-Matas, Las noches de la
peste de Orhan Pamuk, Cervantes de Santiago Muñoz Machado, Obra
imprescindible de Susan Sontag, Encrucijadas de Jonathan Franzen, El
acto de leer de Wolfgang Isern, Notas para una ficción suprema de
Wallace Stevens, Obras reunidas de Lydia Sandgren, y unas cuantas
músicas de antiguos paradigmas.
Así estamos, rodeados de literatura
y música, al inicio de este 2023. Así queremos estar, si tenemos ocasión y
tiempo, hasta que PdB llegue a las manos de los lectores en unos meses.
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