Fin de
semana encerrado con un solo juguete, con esa novela que tú y yo sabemos,
preparando la intervención en el acto que vamos a realizar en el Centro
Sefarad-Israel de Madrid el próximo martes, 12 de febrero (http://www.sefarad-israel.es/Presentacion_de_Sinfonia_de_Praga).
Bien
seguro que lograremos un acto hermoso, en el que reflexionaremos sobre la Praga
del presente y la del pasado —la peripecia de la novela, como bien saben los
lectores, se narra desde el presente más actual, pero relatando hechos
sucedidos entre 1930 y 1945 en la capital checa—, sobre el Holocausto y el
mundo judaico, sobre Kafka o Max Brod; y sobre Sinfonía de Praga,
cómo no.
1. Una historia
a escribir: Si recién destinado a la embajada de España en la República
Checa, en la inauguración de una exposición en el Instituto Cervantes de Praga,
sin saber muy bien cómo, el narrador se encuentra hablando con una mujer joven,
de buen ver —tez morena y tersa curtida por el sol, media melena de pelo
oscuro, falda corta, hermosas piernas largas, un collar de perlas cayéndole por
entre los pechos—, que parece llamarse Meme y es un sí es no es espía israelí…
2. Una novela a
leer: Historia
de Lieserl Einstein, historia de realidades y ficciones entretejidas, donde el
presente se entremezcla y explica a través de un pasado no tan lejano en el que
Lieserl escribe su Diario, de 1930 a 1945, a la búsqueda de lo que no ha de
lograr.
Historia de
Meme, mujer joven de buen ver, la espía israelí que se mueve como pez en el
agua por Praga y que se entretiene en un juego de mentiras y medias verdades
con las que enreda al narrador de la peripecia y hasta a los lectores, si se
descuidan.
3. Ética
y estética: En este mundo desatado y confuso —tiempos de banalidad del
bienestar, tiempos de mediocridad plomiza y hasta de vacua trivialidad, tiempos
de posverdad y transvarguardia—, en este mundo de ruido y furia y en estos
tiempos sin tiempo reflexionaremos acerca de la literatura hoy; acerca del
compromiso que la estética ha de mantener con la ética, acerca de la novela
entendida como expresión estética
de la ética humana (Nulla
aesthetica sine ethica); acerca
de la responsabilidad ética del novelista para analizar críticamente el pasado
y críticamente comprometerse con el presente, y de la corresponsabilidad ética
con el mundo que hemos de dejar hacia el futuro.
4. Músicas: Sí,
hay mucha comida y mucho sexo en esa novela que tú y yo sabemos, aunque haya
que ir a buscarlo, que a lo mejor no aparece a primera vista. Pero lo que
realmente hay en Sinfonía de Praga es
música, mucha música: En la nota a pie de página nº 39 (Versión extendida) se indica: «…ya que si alguna orgía hay en la novela es una orgía de
música».
5. Ficción
y realidad (Historia y ficción): Relación entre ficción e
historia, entre verdad y mentira, entre historia y vida, entre realidad e
invención, entre arte y naturaleza. Y se reflexiona acerca de metaficción o
autoficción, engaño a los ojos o a la mente —donde el cielo azul que todos
vemos, ni es cielo ni es azul—, verosimilitud o mentira que se hace pasar por
verdad; y se señala que hasta con la verdad se engaña o «también la verdad se
inventa» —como se recuerda en la novela, y se cita expresamente al Machado de Proverbios y cantares—.
6. «Yo sé que te he
querido mucho, / pero no recuerdo quién eres»: Ese es el núcleo fundacional de Sinfonía de Praga, su germen originario. Aunque acaso esa
aseveración necesite alguna explicación aclaratoria: Los buenos lectores
identificarán inmediatamente esos dos versos de José Hierro, que cierran el
poema “Lear King en los claustros” (Cuaderno
de Nueva York: 1998).
7. Visita
a Auschwitz: Tras la lectura del Diario que Lieserl
escribe en 1944, el narrador de Sinfonía
de Praga escribe: «…entendí que mi peregrinación por tierras serbias,
suizas, israelíes o norteamericanas no había sido suficiente, que mi escrutar
debajo de las piedras y en documentos y lugares diversos por la Praga de antes
y de ahora no bastaba, que a mi calvario le faltaba la estación principal, su
Gólgota: Auschwitz estaba ahí, me estaba esperando, y no podía ignorar para mí
ni para esta historia —pues ambos quedaríamos incompletos— acudir
inmediatamente a su encuentro».
8. Poética
de la novela, o el arte de hacer novelas en este tiempo: La novela postmoderna que promovemos es y ha de ser
mistificación, escritura desatada e imitación compuesta. La novela, nowwwela o nowebla que
buscamos es y ha de ser finalmente una mesa de trucos, tapiz de diversos y bien
entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee.
Concebida como obra de arte, la novela en este tiempo, si quiere
ser tal y como tal ser considerada, se ha de someter a las estrictas reglas de
la poética o de la retórica de la novela, al arte de hacer novelas en este
tiempo.
9. Novela
como obra de arte: El novelista ha de
ofrecer al lector un relato bien estructurado –“où tout se tient”–, una
peripecia motivadora —hechos
sorprendentes que conectan el pasado de los años 30 y 40 del siglo XX, la
Europa Central de la Segunda Guerra Mundial, con el más rabioso presente—, una voluntad de estilo que cautive y una anagnórisis
final que sorprenda y arrobe.
Pero aunque
es justo y necesario que el creador de una obra de arte ofrezca eso, ha de
ofrecer mucho más: Ha de ofrecer una cosmovisión poderosa que cree un nuevo
mundo y que cree un nuevo lector y permita a este ser más, ser otro y distinto
al que era en el momento en que inició la lectura de la obra.
Obra dulce
y útil, pues; obra para los lectores, múltiples y variados, para el lector
presente y para el lector futuro, para todos ellos.
Es Sinfonía de Praga una obra eminentemente literaria, que busca y
ansía a un lector activo y curioso que puede complementar la lectura de la obra
con el acceso a una página web propia (http://www.sinfoniadepraga.es/) y al blog asociado a la misma (http://sinfoniadepraga.blogspot.com/).
10.
Compleméntum
(Manifiesto): Y junto con Sinfonía de
Praga, acompañando a la historia de Lieserl Einstein y de Meme, la novela
se hace acompañar de un Compleméntum (Manifiesto), que se constituye como el
arte nuevo de hacer novelas en este tiempo, rememorando a Lope de Vega.
¿Y si la
novela —nowwwela o nowebla—,
plena, ya suficiente y encerrada en sí misma, es complementada —que no
completada— con aquellos elementos que siendo ella y de ella ayudan a
explicarla, a mejor o de otro modo entenderla?
¿Y si la
obra, autónoma y autosuficiente, integra asimismo el credo o manifiesto en el
que se sitúa y explicita el Ars Poetica
por el que ha sido creada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario