6/1/21

Un pueblo que lee, progresa

 

 

Con esa preciosa frase concluía su post hace unos días un buen villahibierense y amigo, Alejandro González Martínez, cuando hacía público que en la biblioteca de Las Escuelas habían dejado un ejemplar de Sinfonía de Praga para solaz y disfrute de los vecinos del pueblo de Villahibiera.

Y para acreditarlo, colgaba la foto que aparece abajo.



¡Cómo no va a reivindicar uno a su tierra y a sus gentes cuando recibe estos gestos tan generosos!

Espero que muchos villahibierenses se puedan acercar así a Sinfonía de Praga, esa nowwwela o nowebla, mesa de trucos, tapiz de diversos y bien entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee.

Novela que ofrece al lector un relato bien estructurado, una peripecia motivadora hechos sorprendentes que conectan el pasado de los años 30 y 40 de la Europa del siglo XX durante la Segunda Guerra Mundial, con el más rabioso presente, una voluntad de estilo que cautiva y una anagnórisis final que sorprende y arroba.

Y aunque es justo y necesario que el creador de una obra literaria ofrezca al lector esos cuatro elementos relato bien estructurado, peripecia motivadora, voluntad de estilo y anagnórisis final sorprendente, ha de ofrecerle mucho más: Ha de ofrecerle una cosmovisión poderosa que cree un nuevo mundo y que cree un nuevo lector y permita a este ser más, ser otro y distinto a lo que era en el momento en que inició la lectura de la obra.

Voluntad ética y estética conjuntadas (Expresión estética de la ética humana).

Ahí estamos; ahí queremos estar, tan bien acompañados; ahí está Sinfonía de Praga.

 

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