Más de
un año hacía que no pisaba la sala de conciertos del Auditorio Nacional de
Música y con mi abono del Teatro Real casi ya apolillado por falta de uso (ni Rusalka,
ni Don Giovanni, ni Siegfried he podido ver esta temporada).
Pero hoy
es el Día de Europa y, ya vacunado, el concierto del Auditorio Nacional me
estaba esperando. ¡Paz y unidad europea! ¡Qué placer! ¡Y con gratísima compañía!
La
Orquesta Juvenil Europea de Madrid (OJEM) y el coro del LFM, bajo la dirección
de Adriana Tanus, interpretaron el Himno Europeo (extracto del 4º movimiento de
la Sinfonía n.º 9 en re menor, op. 125 de L. van Beethoven) y luego una composición
tradicional israelí (Mi Yitneni), el Psalm 23 de Srul Irving
Glick,
Nigra Sum de Pablo Casals, Earth Song de Frank Ticheli y The
Black Knight, cantata para coro y orquesta Op.25 de Edward Elgar.
Es grato
volver a la vida…
Ahí estábamos, ¡ahí queríamos
estar!, ¡ahí teníamos que estar, con la frase que pronuncia el Caballero Negro
y que cerraba la cantata de Elgar y el concierto: «Rosas
en primavera, eso recojo»!
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