¿Libertad,
para qué? ¿Y tú me lo preguntas?
«Libertad
para ser libres», como le respondió el gran FdelosR a L cuando este, rozagante
y altivo, le inquirió en Moscú, hace ahora cien años.
¿Libertad para quién?
Libertad
para AMM, que hoy en “Babelia” en EL PAÍS viene a defender refugiarse en el
exilio interior ante el «sarcasmo de las brillantes inteligencias congregadas
en torno» a la ínclita IA (https://elpais.com/babelia/2021-05-14/hay-que-esconderse.html).
Libertad
para todos; libertad también para ti, para el otro y para mí. Libertad para que
tu abuela tenga una pensión más digna, a la vez que libertad para que los
menores no acompañados reciban de la sociedad lo que tanto necesitan y merecen.
Libertad
para que la sanidad, pública, por supuesto, te garantice a ti y al otro, y a mí
también, la salud en la enfermedad y la seguridad y consuelo en la adversidad y
la vejez.
Libertad
para que la escuela acoja y enseñe a todos, y muy especialmente a los más necesitados,
sin guetos elitistas –OCDE dixit; la OCDE, que no es una organización
trufada por el socialismo o el comunismo, señala a España como el país europeo
con más escuelas gueto–.
Libertad
para que A disfrute de esa medalla isidril y madrileña, que bien merecida se la
tiene. ¡Pobre AT, vaya trajín que tiene estos días! AT con su Arrabal a cuestas
y su nuevo Spp, que hasta la primera de EL PAÍS presentó su nueva
empresa familiar, aunque sea en EL MUNDO donde él tiene púlpito para pontificar
urbi et orbi, dándole sus habituales zurriagazos a la izquierda y a los
progresistas. AT, que no es revisionista, aunque un sí es no es un poco «viejo agrio
y disconforme» (p. 523).
Libertad
para que FS, el filósofo donostiarra que acaba de defender públicamente hace
unos días el derecho a la evolución, digo a la retroevolución –o evolución al
revés–, para acercarse cada vez más al mono, del que él y tú y yo descendemos,
aunque quisiéramos alejarnos más de él cada día. Sí, el filósofo retroevolucionista,
que ya no sabe dónde dejar caer su voto; ¿o sí?
Libertad
para que AG, el metafísico, se retire a los cuarteles de invierno mientras la
ínclita IDA no encuentra a su ex –al que tampoco busca–, bebe cervezas sin
cuento por las terrazas madrileñas y se regodea, golosa, con sus 1.629.213 votantes.
IDA, que contrapone sus muchos méritos y valores a los paupérrimos 610.190 votos
logrados por el metafísico para un censo electoral de 5.112.658 almas. Sí, la
ínclita A, la que hace unas semanas se pateaba, sudorosa y aguerrida, las
tierras catalanas, de mitin en mitin, pregonando la buena nueva española, para
lograr 109.453 votos de un censo de 5.624.067 personas.
Libertad
para el santo Isidro, que hoy celebramos. Libertad para nuestro santo patrón
madrileño, santo patrón de los agricultores, que bien recuerdo de mis tiempos
de las tierras villahibierenses, tierra vacía y vaciada, tierra de
hombres y mujeres enhiestos, / curtidos por el sol, que, alienados y ajenos, / elevan
ojos, voces y mentes hacia lo más alto / desde una tierra inmisericorde,
desangrada y aleve.
Libertad, pues, para ser libres,
tú y yo y el otro; todos; ¿te parece? Sea, pues.
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