Pues dormí en un hotel de Valencia, en un lugar muy
singular, como luego podrás ver.
Pero, como otros muchos millones de personas que amamos
Francia, que queremos a París, me pasé la noche entera con los ojos chamuscados
y sabor a ceniza en la garganta, al pie de Notre Dame, justito al lado de esa
librería mítica, Shakespeare and Company (si Joyce volviera, yo sería su
escudero; que buen caballero era).
¡Cuantas horas contemplándola, cuántos coros
escuchados en su interior! Y el órgano; y la vidriera multicolor; y sus
campanas; y sus torres que quisieran haber sido más altas. ¡Y hasta una
ordenación sacerdotal han contemplado allí estos mis ojitos enrojecidos! ¡Y
cuánta literatura asociada a la fastuosa catedral de París hemos admirado!
Mais hélas, hoy solo nos queda mirar lo que el fuego no destruyó
y hacer votos compartidos para que lo que fue vuelva a ser y recupere todo el
esplendor que tantas veces admiramos y que más pronto que tarde habrá de resplandecer
nuevamente.
Pero no dormí anoche en París, que desde el día 14 de
abril he dormido en Valencia, en un hotel céntrico, situado en la calle de la
Paz (carrer de la Pau, dicen y escriben ahora). En uno de esos hoteles de más
de un siglo de existencia que han sido modernizados: En lugar del tradicional
lavabo, una palancana difícilmente practicable; en lugar de en la bañera, el
agua cae al suelo y se escurre por un agujero horadado en el mismo; en lugar de
interruptores, unos mecanismos que atenúan la luz y no sabe uno cómo
apagar (¡Ay, Javier Marías, si tú lo vieras, con lo que a ti te incomodan estos
nuevos sistemas!).
Y, de pronto, descubres una placa, ubicada en el
exterior del edificio, que te hace abrir los ojos: «Este edificio albergó a los
más prestigiosos intelectuales y artistas españoles cuando desde Madrid
asediada (1936-39) fueron evacuados a Valencia». Y, sorprendido, sigues leyendo: «Llamose Casa de la Cultura, cuyo patronato presidió el poeta Antonio Machado».
Y luego observas que la placa fue erigida en febrero de 1984 por el Ayuntamiento
de Valencia.
Y entonces me tocó investigar más, y así descubrí que
el hotel originario en el que me he hospedado un par de noches, Palace Hotel era su nombre en aquel momento, fue inaugurado por el rey Alfonso XIII el 23 de
mayo de 1909. O que durante la Guerra Civil fue incautado por la Confederación
Nacional del Trabajo, la CNT, destinándolo a los servicios del Sindicato del
Gas, Agua y Electricidad. Que luego fue ocupado por el Ministerio de Instrucción
Pública y Bellas Artes. O que aquí se alojaron, en la llamada “Casa de los Sabios”
(Casa dels Sabuts), antes de que yo me hospedara en él, muchos intelectuales,
artistas y escritores de prestigio que acudieron a Valencia para participar en el
II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, con el apoyo de la Alianza
de Intelectuales Antifascistas, que fue inaugurado por el presidente del
gobierno republicano, Juan Negrín, el 4 de julio de 1937.
Oh, tiempos aquellos, que también son estos.
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