En abril de 1940, en esa novela que tú y yo sabemos (Págs.
307-308), en el Diario de Lieserl Einstein, la primavera estalla en todo su esplendor:
Sí, ya sé: April is the cruellest month, pero cómo podrían elevarse si no las lilas desde la tierra muerta para
confundir memoria y deseo. ¡Y las magnolias, cómo florecen! Parece que llegadas
a Europa desde China el año 1789, el año de la toma de la Bastilla, la magnolia
es el árbol con flor más antiguo que existe. Reliquia del cretácico, árbol
longevo, caducifolio y generoso, que cuanto más envejece y hasta se retuerce
más flores exhibe. Magnolia que sorprende al doblar una esquina con su ofrenda
exuberante anclada en la prehistoria y que se presenta a través de decenas de
variedades: si con flores blancas y pétalos abiertos como una estrella será una
Magnolia stellata, originaria de
Japón; si tiene tonos rosados, con forma de tulipa y un ligero perfume a limón
será una Magnolia soulangeana; si sus
flores son púrpura oscura será Magnolia
liliflora ‘Nigra’; y podrá también
ser Magnolia denudata ‘Yulan’ o Magnolia ‘Susan’ o Magnolia ‘George Henry Kern’ o una de tantas variedades como me
sorprenden y me inundan, árboles nevados, sin hojas, vestidos de tanta belleza,
sin embargo, ay, pronto marchita, pero por ello más bella y admirada, que se
irá depositando, ajada, en el suelo para ser sustituida por una poblada selva
de hojas verdes.
Y a partir de
tanta magnolia, rodeándola y complementándola, Azalea mollis, Hibiscus
syriacus, Rhododendrum ‘Nova Zembla’
y ‘Rêve d'Amour’ o tantas otras
variedades a cual más vistosas de azaleas y rododendros, y Viburnum plicatum ‘Kalina
japonská’, Acer palmatum, Acer platanoides, Prunus semulata, Syringa
vulgaris a veces blanca, violácea otras o liliácea en ocasiones, Wisteria sinensis, Wisteria ‘Amethys Falls’, Hydrangea
macrophilla, Cornus florida, Cornus kousa, Laburnum watereri, Weigela ‘Bristol Ruby’, Philadelphus virginalis,
Philadelphus coromnarius o Philadelphus ‘Schneesturm’, Deutzia scabra o Deutzia ‘Tourbillon Rouge’ y tantas otras variedades y plantas como adornan la primavera praguense
con sus vistosos colores y sus variados ramajes.
Y, como recuerdo y homenaje a Wera Ouckama Knoop, el árbol se
eleva, en pura trascendencia, mientras Orfeo canta sin cesar (Da stieg ein Baum. O reine Übersteigung! O
Orpheus singt!) y nos deja, integrados nuestros sentidos, en la naturaleza
plena (sind wir die Hörenden jetzt und
ein Mund der Natur).
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