En la sección «Tipo de letra» del
diario El País de hoy leo a Javier
Rodríguez Marcos, que abre y cierra así su reflexión:
«Los revolucionarios de la literatura
alimentaron durante décadas el sueño de hacer saltar las costuras al corsé de
los géneros para sintetizarlos todos en un solo texto. Así, la novela moderna
reuniría acción, reflexión y lirismo sin rendirse a ninguno de los tres moldes
que solían cobijarlos: narrativa, filosofía y poesía. […]
…crear un artefacto incómodo que no es total ni es novela, es mejor:
un mundo».
Me suena, me suena. Me suena a
esa novela que tú y yo sabemos.
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