Después de haber acudido a las urnas
para apoyar con mi voto a los buenos, mientras concluían las votaciones, nos hemos acercado hasta el
Teatro Real a deleitarnos con la ópera de Gaetano Donizetti L’elisir
d’amore.
Mientras los
hunos y los hotros se estaban comenzando ya a pelear por el escrutinio de cada
mesa, de cada circunscripción electoral, nosotros estábamos arrobados
escuchando:
Una furtiva lagrima
negli occhi suoi spuntò,
quelle festose giovani
invidiar sembrò.
Che più cercando io vo?
Che più cercando io vo?
negli occhi suoi spuntò,
quelle festose giovani
invidiar sembrò.
Che più cercando io vo?
Che più cercando io vo?
M'ama, sì, m'ama, lo vedo, lo vedo!
Un solo istante i palpiti
del suo bel cor sentir!
I miei sospir confondere
per poco ai suoi sospir!
I palpiti, i palpiti sentir,
confondere i miei coi suoi sospir!
del suo bel cor sentir!
I miei sospir confondere
per poco ai suoi sospir!
I palpiti, i palpiti sentir,
confondere i miei coi suoi sospir!
Cielo, si può morir...!
Di più non chiedo, non chiedo.
Ah! Cielo, si può, si può morir...!
Di più non chiedo, non chiedo.
Si può morir...
Si può morir d'amor!
Di più non chiedo, non chiedo.
Ah! Cielo, si può, si può morir...!
Di più non chiedo, non chiedo.
Si può morir...
Si può morir d'amor!
Y si queréis
acompañarnos en el gozo, podéis hacerlo (en versión de Luciano Pavarotti):
En esas estábamos,
sorprendidos con la opera buffa, disfrutando de esa galería de
personajes arquetipo de la commedia dell’arte, entretenidos con
Nemorino y Adina y gozando de esa furtiva lágrima que a sus ojos asomó.
Y sorprendidos
de que desde la megafonía se nos hubiera indicado que uno de los tenores había
sido sustituido, afectado por una afección gripal, o que la soprano lírica
Adriana González iba a ser sustituida por una persona que actuaría en escena y
otra que cantaría sus parlamentos desde el foso. ¡A esto hemos llegado!
Y sí, ¡me ama, me ama!; lo veo… Se puede morir, se puede morir, morir de amor…
O morir porque
los ciudadanos no te dan el apoyo que buscabas. Y si no, que se lo pregunten a
los hunos y a los hotros, que esta noche alguno ha muerto, y no de amor
precisamente.
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